Hay una fuerza sublime que me empuja hacia tu presencia, una atracción invisible, un perfume, una esencia que nos une, un anhelo que se esconde en mis suspiros, que me entrelaza a toda tu alma, a tu energía poderosa, a tu existencia completa que percibo como hermosa.
Una fuerza que sutil, llena de magia y milagro, nos enlaza con un millón de hilos, con un sinfín de lazos, hebras de amor eterno, de luz infinita que nos define y nos identifica, y que a pesar de las distancias, sencillamente nos unifica.
Hay una fuerza increíble que me conduce hacia tu presencia, una fuerza gravitatoria que me hace viajar en una órbita cercana a tu fragancia, una marca que nos une, un deseo que se irradia en cada verso que me nace, que se me escapa hacia tus ojos, hacia tus pestañas, para que me sueñes, para que puedas sentir que estoy presente en todas tus noches y tus mañanas.
Dormiré en cada punta de cada universo, y sabré que estás siempre conmigo, en cada gesto, en cada grieta que se abra en mi camino, en cada herida sanada sé que habré estado sanándola contigo, en cada forma de vida que experimente, sé que tú, de alguna forma, serás parte de mi cuerpo, de mi alma y de mi destino, porque la fuerza que nos une es la que nos ha dado el nacimiento que se inició en algún lugar del final y del principio de lo desconocido, y desde ese momento, tú fuiste yo, y yo fui tú contigo.