Para resistir la "noche oscura" se necesita fe, oración y, si es posible, un director espiritual. Si le resulta imposible encontrar un director espiritual, busque apoyo en la lectura espiritual. Encontrar a una persona que entienda la naturaleza del viaje es algo similar a buscar un bote salvavidas. Lleve un diario, anote sus pensamientos y oraciones y, por encima de todo, afírmese en la verdad de que todas las noches oscuras acaban con una luz que ilumina un nuevo camino.
Adopte una forma de oración diaria con la que se sienta a gusto. La devoción, no la obsesión, sino la devoción es una fuerza extraordinariamente sanadora y consoladora. Rece todos los días a la misma hora: al levantarse, tal vez a mediodía y antes de dormirse. La calidad de la oración no se mide por el tiempo, sino por la intención. Incluso cinco minutos por la mañana y cinco por la noche son suficientes. Si ciertas oraciones le producen serenidad, incorpore esas oraciones a su devoción diaria.
Ron, de cincuenta y siete años, es un ex sacerdote católico que gozó de fama nacional porque tenía capacidad para curar. Descubrió que tenía esa capacidad cuando era un joven sacerdote. El cuenta así su primera experiencia como sanador:
"En la primavera de 1976 me pidieron que diera una charla sobre el poder de Dios a un grupo de personas de diferentes religiones. En ese tiempo yo estaba dedicado a tender un puente entre diferentes tradiciones religiosas. Al final de la charla, un hombre me pidió que "orara por las personas enfermas que había entre el público". Yo supuse que me pedía que orara en la intimidad de mi casa, de modo que le aseguré que sí, que lo haría. Tan pronto le contesté, él subió al estrado y anunció: "Ron estará encantado de orar por la curación de las personas del público que están enfermas."
"A1 oír ese anuncio casi me dio un infarto. Teológicamente yo creía en el poder de Dios, pero el "poder de Dios de curar" era otro asunto. Alrededor de doscientas personas de las casi cuatrocientas que había en la sala se acercaron para ese momento de oración. Sin saber qué hacer, pedí orientación e intuitivamente me sentí guiado a poner las manos sobre las personas y dejar que el poder de Dios hiciera lo que había que hacer.
"Recuerdo con absoluta claridad a la primera persona que tenía delante; era una mujer. Le puse una mano en la cabeza y, por costumbre, con la otra hice la señal de la cruz sobre su cuerpo. Lo único que sentía era miedo, y avancé rápidamente entre la multitud para salir cuanto antes. Pasados unos cuatro meses, aquella mujer se presentó en mi iglesia para contarme lo que había ocurrido en su vida desde entonces. Ese día sintió que por su cuerpo pasaba algo así como un rayo, acompañado de una voz que le decía que fuese otra vez al médico para que le hiciera más pruebas. Lo hizo, y así se enteró de que estaba totalmente curada del cáncer. Yo me quedé pasmado.
"Desde ese momento mi vida tomó una dirección que yo no había programado conscientemente. La curación espiritual se convirtió en mi principal centro de atención. La gente comenzó a acudir a mí para que la sanara, y aunque yo no entendía cómo podía hacerlo, se grabó en mi conciencia una frase de la oración de san Francisco: "Haz de mí un instrumento de tu paz." Esta oración sugería que yo debía rendirme a una fuerza muy superior a mí, en la que podía confiar que hiciera el trabajo. Sólo tenía que ofrecer a esa "fuerza espiritual" un vehículo a través del cual operar."
La "noche oscura" de Ron comenzó en 1987, cuando comprendió que deseaba abandonar el sacerdocio. Una serie de circunstancias lo convencieron de que no podría soportar el ambiente político de la Iglesia ni adherirse a sus enseñanzas, que encontraba incompatibles con las enseñanzas de Jesús.
"Estaba literalmente desesperado, deprimido, y me invadía una tremenda sensación de incapacidad —cuenta—. Sin embargo, eso no era suficiente para dar el paso de retirarme, por miedo a lo que dirían los demás, sobre todo mi familia. Estaba viviendo en el miedo de la mente tribal, aunque después resultó que cuando me retiré conté con el apoyo de mi familia".
"Ocurrieron entonces una serie de cosas que me obligaron a enfrentarme conmigo mismo y mi soledad, en una difícil situación que desencadenó la crisis. Creía de verdad que tenía el compromiso de avanzar en mi conciencia espiritual, pero surgió un profundo conflicto entre un obispo y yo. Durante ese mismo período me invitaron al programa de entrevistas de Joan Rivers. Yo ya estaba sumido en una crisis de identidad. Era sacerdote desde hacía veinticinco años, pero Joan Rivers me presentó diciendo que era un sanador espiritual que curaba mediante la oración. Fue como si alguien me hubiera golpeado la cabeza con un martillo, diciendo: "Esta es ahora tu identidad." Entonces fue cuando volvió a entrar la luz en mi vida".
"Después de ese programa en Nueva York, cuando iba en el avión de vuelta a casa, decidí abandonar el sacerdocio. Poco después conocí a un profesor profundamente espiritual que me dijo que sería capaz de trascender la religión y, de ese modo, ser más creíble que siendo sacerdote, comentario que me escandalizó. Aunque había dejado el sacerdocio institucional, todavía me sentía sacerdote en el sentido más profundo de la "ordenación".
"Una vez fuera de esa tumba, me adentré en el camino de sanador espiritual. Me desprendí de todos los apegos que conocía. Conservé los misterios místicos que había aprendido cuando era sacerdote, pero abandoné las enseñanzas religiosas. Inmediatamente comenzaron a presentarse nuevas oportunidades, como trabajar en el seno de la comunidad médica."
Actualmente Ron es una autoridad en curación, no sólo para tas personas que necesitan su ayuda sino también para aquellas que se sienten motivadas para ser sanadoras. Sus profundos conocimientos e intuiciones sobre la naturaleza de la curación mediante la oración son valiosos para todos:
"En primer lugar, permitidme que defina lo que significa ser un sanador ordenado. Un sanador ordenado es aquel que permanece receptivo a la energía de Dios mediante la oración y utiliza esa energía para sanar a personas y también al planeta. Muchas personas que se llaman a sí mismas sanadoras, aunque bien intencionadas, no son lo que yo llamaría sanadoras "ordenadas". El sello del sanador ordenado es haber pasado por una "noche oscura" y soportado la sensación de haber sido abandonado por Dios. He llegado a comprender que la importancia de ese abandono es que representa una pregunta de Dios: "¿Eres capaz de creer en Mí incluso en la noche más oscura?"
"El espíritu se quiebra durante el abandono, y uno se da cuenta de que la única manera de salir de ese infierno es volver a Dios y aceptar las condiciones de lo Divino, pida lo que pida el cielo a partir de ese momento. El recuerdo de la "noche oscura" permanece en la conciencia como punto de referencia, te mantiene de parte de Dios, humilde, y consciente para siempre de que la resurrección puede llegar en cualquier momento, por muy oscura que sea la noche".
"¿Qué tipo de personas acuden a mí? Vienen a mí personas que sufren de enfermedades terminales, y la gran mayoría de ellas se siente abandonada y castigada por Dios. Su actitud dice: "Si esto es lo que Dios quiere, lo acepto", pero no es verdad. Su conflicto es evidente, pero, más que su enfermedad física, les aterra enterarse de por qué su espíritu está sufriendo tanto. Algunas encuentran valor para decirle a Dios mientras yo oro por ellas: "Estoy dispuesto a recibir tu gracia y a utilizarla como lo hizo Jesús, para sanar mis miedos y perdonar a quienes necesito perdonar." Supongo que reciben la gracia que destruye la enfermedad física".
"¿Qué significa en realidad sanar mediante la oración? Significa pedir a Dios que su energía nos "agracie" de una forma que nos permita sentirnos más poderosos que la enfermedad".
"¿Pueden ser curadas todas las enfermedades? Sí, por supuesto, pero eso no quiere decir que todas las enfermedades van a ser curadas. A veces una persona tiene que soportar una enfermedad por motivos que le servirán para afrontar sus miedos y su negatividad. Y a veces a una persona le ha llegado la hora de morir. La muerte no es el enemigo; el enemigo es el miedo a la muerte. La muerte bien podría ser la experiencia última del abandono, y ése es el motivo de que nos sintamos impulsados a tratar de comunicarnos con aquellos que se han ido antes, para asegurarnos de que tendremos un comité de bienvenida cuando lleguemos".
"¿Será cada vez más creíble la curación mediante la oración, gracias a esta Nueva Era de conciencia espiritual? Sí, sí entendemos qué es la oración auténtica. La oración representa la conexión personal consciente con Dios. Oración auténtica no quiere decir recurrir a Dios para obtener algo; significa ir a Dios para estar con alguien. Oración no son tanto nuestras palabras como nuestra vida con Dios. Cuando se entiende esto, entonces la oración se transforma en un "remedio energético".
Las personas que vienen a verme, cuando se marchan deben continuar su vida de oración con Dios. Pensar que yo soy el responsable, o pensar que tengo un poder del que ellos carecen, es un error que proviene de creer que los sacerdotes tienen una conexión más profunda con Dios que los mortales corrientes. Eso es un error, una grave equivocación. El individuo debe buscar una vida espiritual personal y responsable. Yo pongo en marcha la energía, pero cada persona debe mantener en funcionamiento su vehículo."
El trabajo de Ron representa el resurgir de una forma de curación que siempre ha existido y siempre existirá: ser sanado por la fe en el momento presente.
Nuestro objetivo, mientras permanecemos en la tierra, es trascender nuestras ilusiones y descubrir el poder innato de nuestro espíritu. Somos responsables de lo que creamos y, por lo tanto, hemos de aprender a actuar y pensar con amor y sabiduría, y vivir sirviendo a los demás y a la vida en general.