Tercer Chakra: El poder personal

La energía del tercer chakra, que es la del poder personal, se convierte en la vibración dominante de nuestro desarrollo durante la pubertad. Nos ayuda aún más en el proceso de individualización, de formar un «yo», un ego y una persona­lidad separados dé nuestra identidad heredada. Este centro de energía también contiene muchos aspectos relacionados con el desarrollo del poder personal y la autoestima.

El tercer chakra completa la trilogía física del sistema energético humano. Igual que los chakras primero y segun­do, se relaciona principalmente con una forma física del po­der. Donde el primer chakra se hace eco del poder grupal o tribal, y el segundo se hace eco del poder que va y viene en­tre el yo y los demás, el tercer chakra vibra con nuestro po­der personal en relación con el mundo externo.

Ubicación:El plexo solar.

Conexión energética con el cuerpo físico:Estómago, pán­creas, suprarrenales, intestino delgado, vesícula biliar, hígado y la parte media de la columna, situada detrás del plexo solar.

Conexión energética con el cuerpo emocional/mental:El tercer chakra, a veces llamado plexo solar, es nuestro centro de poder personal, el núcleo magnético de la personalidad y el ego. Las enfermedades que se originan aquí son activadas por problemas relacionados con la responsabilidad hacia uno mismo, la estima propia, el miedo al rechazo y la excesiva sensibilidad a la crítica.

Conexión simbólica/perceptiva:El tercer chakra media entre la conciencia más externa (característica de los chakras primero y segundo) y la interiorización de la conciencia. El primer chakra tiene un centro de gravedad externo y siem­pre está situado dentro de una mente de grupo. El segundo chakra también tiene un centro de gravedad externo, pero afecta a las relaciones y sus efectos en nosotros. En el tercer chakra, sin embargo, el centro de gravedad está interioriza­do en parte; la cuestión ya no es cómo nos relacionamos con las personas que nos rodean, sino cómo nos relacionamos con nosotros mismos y cómo nos comprendemos.

Conexión sefirot/sacramento:La sefirá de Nétzaj repre­senta la cualidad divina de la resistencia y la sefirá de Hod simboliza la majestad (o integridad) de lo Divino. En el sis­tema chakral, estas dos cualidades forman pareja, porque dentro de la tradición cabalística las dos representan las cua­lidades que necesitamos para «erguirnos» como personas in­dividuales. Así, Nétzaj y Hod se representan simbólicamente como las piernas del cuerpo. También se consideran la fuen­te de la profecía y el centro de la visión simbólica. El signi­ficado simbólico de Nétzaj y Hod forma un potente lazo espiritual con el sacramento de la confirmación. Este sacra­mento representa el surgir del «yo consciente», es decir, esa parte de la personalidad humana que es eterna y que está na­turalmente alineada con lo sagrado.

Miedos principales:Miedo al rechazo, a la crítica, a pare­cer estúpido y a no cumplir las propias responsabilidades; todos los temores relacionados con la apariencia física, co­mo el temor a la obesidad, la calvicie o la vejez; miedo de que otras personas descubran nuestros secretos.

Fuerzas principales:Autoestima, respeto propio y auto­disciplina; ambición, capacidad para generar acción y para manejar una crisis; valor para correr riesgos; generosidad, ética y fuerza de carácter.

Verdad sagrada:La verdad sagrada del tercer chakra es Respétate a ti mismo,tema apoyado por las energías espiri­tuales de las sefirot de Nétzaj (resistencia) y Hod (majestad), por el sentido simbólico del sacramento de la confirmación y el poder inherente al tercer chakra. Las energías que se unen en este chakra sólo tienen un objetivo espiritual: ayu­darnos a madurar en la comprensión propia, es decir, la re­lación que tenemos con nosotros mismos y la forma en que nos sostenemos solos y nos cuidamos. La cualidad espiritual que confiere el sacramento de la confirmación es el respeto hacia uno mismo. Este sacramento también simboliza el pa­so de la infancia a la edad adulta. Todos hemos afrontado o vamos a afrontar una experiencia que nos revela nuestras fuerzas y debilidades interiores como algo al margen de la influencia de nuestros mayores. La cualidad espiritual inhe­rente al tercer chakra nos impulsa a crearnos una identidad separada de nuestro yo tribal.