Serénate y conóceme, conoce al Señor tu Dios.
Esto es todo lo que tienes que hacer, sin estrés ni resistencia.
Yo estoy allí. Tú solamente puedes encontrarme cuando aquietas todo tu ser y encuentras esa paz que sobrepasa el conocimiento. Cuando tu vida está en desorden y el espejo de tu alma está áspero, fracasas en ver lo que se refleja con pureza en tu interior. Cuando te serenes, mira dentro de ti. El alma es como un estanque tranquilo y claro y lo que se refleja dentro de ese estanque es perfecto. Ahora, en esa serenidad perfecta, encuéntrame y conóceme.
Abre tu corazón. Acepta todos Mis dones buenos y perfectos. Da gracias por ellos.
Sólo un corazón cerrado es incapaz de recibir. Abre las puertas de par en par y todo es tuyo.
Alegría, alegría, alegría; conoce Mi alegría. Siente que surge de tu interior hasta que estalle públicamente como el canto de la alondra que se remonta en genuino gozo y deleite y gratitud. Tu vida está en Mí y todo está muy bien.