Amados Míos, serenaos y en esa perfecta serenidad escuchad lo que tengo que decir. Prestad atención y obedeced Mis instrucciones. ¿Qué valor tiene que recibas instrucciones si no las sigues?
Día a día te conduzco al camino de la Rectitud. Yo guío tus pasos en el camino de la Luz y la Verdad, te lleno de Mi Amor Divino hasta colmar tu corazón, pero la acción tiene que llevarse a cabo y tú tienes que ponerla en práctica y vivir lo que tú sabes.
¿Cuántas veces te he dicho que no puedes esperar que todo caiga en tu regazo sin mover un dedo? Todos vosotros tenéis que hacer una parte y sólo haciéndola podéis esperar maravillas. Pon las ruedas en movimiento, haz tu parte y luego puedes dejarme el resto a Mí. Debo tener toda tu cooperación. Necesito manos y pies para obrar. A veces eres proclive a olvidar esto. Mis canales son vitalmente importantes. Que Mi Amor, Mi Luz y Mi Sabiduría abunden. Alabado sea.