Elévate, ponte la armadura completa de Dios y refleja ese amor en toda tu vida. No busques amor afuera; encuéntralo en tu interior, y luego refléjalo.
Dentro de tu ser me tienes a Mí, el Señor tu Dios.
Este es un pensamiento azaroso. Detente un momento y considéralo. Tú tienes vida dentro de ti y YO SOY Vida. Tú tienes amor y YO SOY Amor. Tienes Espíritu y YO SOY Espíritu. TODO está dentro de ti, de ti como ser individual.
Por lo tanto, YO SOY dentro de cada individuo. Luego, tú eres uno Conmigo y uno con tus semejantes, porque YO SOY dentro de cada alma viviente y todas las almas están viviendo.
En tanto piensas en estas líneas, te acercas más y más a tus semejantes y más y más a Mí. Te das cuenta de que no hay separación, no hay división. Cuando comprendes esto, sientes una gran alegría muy adentro de ti y te percatas de Mí y de Mi Presencia. Vive en estos pensamientos; ellos expanden y elevan tu conciencia, trayéndote, en un círculo perfecto, a la comprensión de Mi prodigio y Mi perfección de tu unidad Conmigo.
Hijo Mío, finalmente TODO tendrá que completar ese círculo, tendrá que volver al principio, y encontrar su relación Conmigo, el Señor su Dios.
A menos que te vuelvas como un niño pequeño y nazcas otra vez en Espíritu y Verdad, no puedes entrar en el Reino de los Cielos. Este es un pensamiento muy humilde, y por eso es que la humanidad, con todo su conocimiento, lo encuentra tan difícil.