La llave

La llave para toda felicidad verdadera y perdurable, es amarme con todo tu corazón, con toda tu alma y to­da tu mente y amar a tu prójimo como a ti mismo.

Cuando esto llega a ser lo primero y principal, la vi­da se vuelve rica y maravillosa. Realmente puedes decir que tal vida es sin duda digna de ser vivida.

Ve lo bueno en todas las cosas y en toda la gente, aun cuando sea la más pequeña chispa. Esta se pue­de avivar hasta que se vuelva una poderosa llama y todo lo que es discordante e inarmónico desaparez­ca en esa llama y se consuma, de modo que sólo que­de el oro más puro.

Cada alma busca la felicidad pero frecuentemente por el camino erróneo y en los lugares equivocados, y se pregunta por qué no la encuentra. Búscame y en­cuéntrame a Mí primero; esa es la simple respuesta. Pon primero lo primero, no importa cuál sea el costo o el sacrificio. Ningún sacrificio es demasiado gran­de para alcanzar esa meta.

Es vitalmente importante que tengas completa fe en lo que estás haciendo, que nunca haya una som­bra de duda. Mantente abierto y deseoso de aceptar cualquier cosa, no importa cuan extraña o fantástica parezca. En lo Nuevo cualquier cosa puede pasar, y quiero significar cualquier cosa. Nunca rechaces algo porque no encaja en una forma fija o preestablecida; acéptalo, así sea un pensamiento o una experiencia. Trata de ponerlo en palabras, no importa que te pa­rezca inadecuado, y dale forma. Cuanto más lejos pe­netres en lo Nuevo, más debe abandonarse lo viejo, hasta que finalmente no quede nada. Lo viejo no puede existir en lo Nuevo.