Un animal conoce la voz de su amo entre muchas voces y la obedece. Escucha esa voz e ignora todas las otras. Cuando comience el entrenamiento, correrá de la ceca a la meca, de una voz a la otra, completamente atontado y confundido. A medida que el entrenamiento continúa, esa única voz se vuelve más clara, se distingue más de todas las otras. Esa voz se hace más amada y ninguna otra importa.
Así ha sido con tu preparación. Ha habido pruebas y juicios severos, pero la preparación ha sido inapreciable. Tú ahora conoces Mi voz, no importa lo que esté pasando a tu alrededor, y eso es todo lo que interesa.