El hombre ha llegado a controlar todas las demás formas de vida, porque ha tomado más tiempo para crecer; cuando tome aún más tiempo y lo invierta más sabiamente, quizá aprenda a controlarse a sí mismo y a volverse a hacer.
Will Durant
Historia de la Filosofía
El propósito de la vida, después de todo, es vivirla, probar la experiencia a su máximo, tratar de alcanzar, afanosamente y sin temor, nuevas y más ricas experiencias.
Eleanor Roosevelt
Durante cuatrocientos siglos, desde la época del Hombre de Neandertal, nos hemos esforzado por descifrar y comprender a la raza humana. Las criaturas semejantes a nosotros nos desconciertan; la complejidad y perplejidad de su naturaleza y de las sociedades que han formado nos abruman. Tratamos continuamente de comprenderlas con la esperanza de que, así, podremos entenderlas mejor y vivir en armonía con ellas y con nosotros mismos.
Nos quedamos asombrados por la forma pasmosa en que el ser humano ha avanzado en un periodo de tiempo tan corto. Nos quedamos perplejos cuando consideramos que una persona de la actualidad tiene el mismo cuerpo y cerebro que sus parientes de la Era Glaciar, y que ese mismo cerebro ha desarrollado ideas, sistemas de creencias, hábitos y costumbres que han separado sus mundos.
Desde que hace veinticinco siglos el hombre dibujó los primeros símbolos sobre la pared de una oscura cueva en alguna parte de lo que es ahora Europa Occidental, hemos descubierto evidencia continua de la curiosidad creciente de la persona humana respecto a la buena vida y al diario vivir.
A lo largo de la Historia, han surgido ideas que han persistido y tenido un fuerte impacto sobre los seres humanos, sobre su moral y su estilo de vida. Muchas de estas ideas han evolucionado hasta formar sistemas filosóficos y religiosos formales que millones de personas han adoptado como su forma de vida.
No se intentó considerarlos todos aquí, pues sería imposible y se necesitarían varios volúmenes. Se ha escrito mucho sobre esas filosofías y su ética, y el lector interesado puede encontrar mucho sobre ellas en otros libros. Tampoco se intentó exponer totalmente aquí los sistemas sociales, religiosos y filosóficos de los que solamente haré una breve caracterización, ya que sería imposible hacerlo por la inmensidad del tema y por mis limitados conocimientos al respecto. Mi nivel de aficionado como erudito en las filosofías y religiones comparativas pronto será evidente. Además, eso está más allá del propósito y alcance de este libro.
Por todo esto decidí ser simplistamente breve y selectivo; por lo cual tengo la certeza que se me criticará severamente. Pido de antemano disculpas a aquellos que se sientan insultados o irritados. Pero tengo que correr el riesgo de la crítica, ya que mi propósito es remoto, pero sencillo. Quiero demostrar que aunque podemos diferir mucho en cómo, a quién y qué es lo que adoramos, el código básico de comportamiento es común a todos. Es este común denominador el que nos une a todos los hombres en nuestro carácter de humanos y el que nos ha ayudado a sobrevivir y seguir creciendo. Servirá como punto de vista histórico de la universalidad del concepto de la persona humana que funciona plenamente como tal.