Como buen rinoceronte siempre estás alerta. Es imprescindible estar alerta en la jungla. Por eso es que no hallamos ni vacas ni ovejas en la jungla. No podrían sobrevivir.
Tus agudos ojos todo lo ven y tus oídos exploran el área como un radar para detectar el más leve sonido. Sientes las vibraciones de la tierra por medio de tus pies sensitivos y tu nariz percibe cualquier olor extraño. Todo tu ser está a la expectativa de una oportunidad para lanzarte a la carga. Eres como el gatillo montado de una pistola: listo para disparar.