Yo comencé a dar diezmos hace dos años, cuando tenía 21 años. Había ampliado mi negocio muy rápidamente y había gastado mucho dinero alquilando espacio para oficinas y empleando gente. Cuando me di cuenta de que estaba debiendo dos mil dólares pagaderos ese mes y no podría pagar sino la mitad de esas deudas, me sentí desvanecer y tuve que recostarme unos minutos. En ese punto decidí que necesitaba ayuda. Solté el timón y se lo entregué al Señor. Comencé a pagarle el 10% de todo el dinero que me. entraba. Para pagar el primer 10%, tuve realmente que conseguir prestado más dinero que me iba a hundir más.
Mis toneles de vino no rebosaban pero si logre salirme de ese hueco que tan profundo parecía. Continué dando diezmos por tres razones:
- Una: Me ayuda a mantener una adecuada perspectiva del dinero. Jamás quiero ser tacaño. El dar es la parte más divertida de tener.
- Dos: Creo que si quieres una buena persona como empleado, debes pagarle bien, tienes que dar para poder recibir.
- Tres: Casi no puedo esperar hasta que mis graneros estén llenos de trigo y cebada.
Todo depende de ti. Hay muchos rinocerontes ricos que no dan diezmos. Todo depende de lo que quieras de la vida y lo que tú creas. ¡yo sólo presento los hechos y doy mi opinión! ¡Enfáticamente lo recomiendo para vivir y una vida rinoceronte más plena y rica!