Después de emerger del oscuro vacío (o Maha Sunna), el alma llega al nivel interior conocido como Bhanwar Gupha (la cueva o caverna giratoria) en la terminología de los adeptos místicos orientales. Esta es la cuarta región o plano interno por encima del plano físico. Es una región de substancia espiritual entremezclada con muy poca materia.
A medida que el alma progresa hacia adelante, ésta cruza un paso o desfiladero altamente luminoso por encima de un vórtice de poder espiritual conocido como El Túnel Hansni. Entonces, el alma entra por la boca del glorioso Túnel Rukmini, y observa allí una estructura increíblemente hermosa. La radiación de esta estructura choca con la vista del alma y por consiguiente hace que el Nirat (poder para ver) del alma y su Surat (poder para oír) alcancen una consumación completa y paz verdadera.
El alma entonces trasciende a un nivel más alto de este reino espiritual, viendo a su lado derecho islas cósmicas de insondable belleza y a su lado izquierdo muchos continentes con palacios radiantes, los cuales parecen haber sido construídos de perlas con los pisos mas altos adornados con rubíes y sembrados con esmeraldas y diamantes.
La belleza de todas estas escenas cósmicas llenan al alma de una intoxicación maravillosa. Bhanwar Gupha está gobernada por un Gran Señor espiritual, cuyo nombre se traduce como “Ese soy Yo” en la terminología utilizada por los adeptos místicos tanto en el Medio Oriente como en el Lejano Este. En efecto, los adeptos Sufíes conocen la región en su totalidad como ANAHU, teniendo otra vez el significado de “Ese soy Yo”.
Es dentro de la región de Bhanwar Gupha donde el alma llega a la más completa realización de su parentesco con El Creador, conociéndose a sí misma, conscientemente, como una gota de esa Esencia Divina en el océano del Todo Espíritu.
Maulana Rumi ha escrito acerca de los quejumbrosos acordes de una flauta, tocada en la cima de una montaña, la cual habla acerca de la separación del alma de su fuente. La música que permea toda esta región es de una flauta sobrenatural, siendo esta música la que sonaba en la consciencia del gran Rumi.
Sin embargo, aquí tampoco hay algo en el mundo físico que se pueda comparar con los quejumbrosos acordes de Bhanwar Gupha. Este sonido encantador emana desde la gloriosa montaña cósmica que se eleva majestuosamente por encima de esta región y sobre la cual el alma observa un inmenso sol que brilla con una luz blanca deslumbrante, miles y miles de veces más brillante que el sol físico de nuestro sistema solar.
De esta región Gurú Nanak ha cantado:
“Más alto aún está Karm Khamd El Reino de Gracia.
Aquí la palabra lo es todo en todo y nada más prevalece.
Aquí habita el más valiente de los valientes, los conquistadores de la mente, llenos de Amor divino.
Aquí habitan devotos con devoción incomparable como la de Sita. Iluminados con belleza inefable, Todos los corazones llenos de Dios,ellos viven más allá del alcance de la muerte y la dilución”.
— Jap Ji
Bhanwar Gupha es verdaderamente un reino de luz y belleza. Las almas que habitan allí beben del elixir de la corriente del sonido de la misma manera que nosotros en el plano físico tomamos nuestra diaria bebida y comida. Sin embargo, Bhanwar Gupha y todas las regiones por debajo de ésta, supercausal, causal, astral y física, deberán eventualmente entrar en disolución, de acuerdo con los adeptos místicos.
Disoluciones de una duración relativamente más corta se extienden hasta la cima del causal, mientras que las grandes disoluciones abarcan el reino supercausal de Daswan Dwar, incluyendo también al reino de Bhanwar Gupha. Por consiguiente el aspirante debe seguir a un nivel aún más arriba para poder alcanzar la verdadera liberación espiritual porque solamente SACH KHAND, la quinta región por encima del plano físico, no está afectada por ninguna de las disoluciones cósmicas, grandes o pequeñas. SACH KHAND es el verdadero hogar del alma.
Esta región permanentemente espiritual se denomina SATLOK en hinduismo, MUQAM-I-HAQ (Reino de la Verdad) en las enseñanzas de los sabios sufíes del Islam, y SACH KHAND (el nombre utilizado por los adeptos místicos indios o Satgurus) en el Sikhismo. Sach Khand está totalmente libre de materia física, mental o materia espiritualizada. En las palabras de los adeptos místicos es “incambiable y eterna’, toda alegría, toda bienaventuranza, toda sabiduría y todo amor: La Morada de Dios. Aquí, en esta maravilla inefable, habitan los seres espirituales perfectos, los Santos Supremos de todos los tiempos. Gurú Nanak ha dicho: “Aquí habitan los Bhagats o sabios venidos de todas las regiones, quienes se regocijan en el Uno Verdadero y viven en una eterna bienaventuranza”. En Bhanwar Gupha, la región por debajo de Sach Khand, hay ochenta mil universos. Los habitantes de esos universos son seguidores de algún adepto espiritual, quienes ellos mismos han alcanzado acceso a esa región; pero en la misma Sach Khand millones de esferas están bajo el gobierno del Verdadero Señor. Las islas cósmicas del Bendito Señor giran alrededor de este reino, de la misma manera que nuestra diminuta Tierra gira alrededor de su propio Sol. Estas esferas son las moradas de los Hansas, almas puras que nunca han descendido de los planos más bajos.
En las palabras del Gurú Nanak:
“Sach Khand o el reino de la Verdad
es el asiento del Sin Forma.
Aquí El crea todas las creaciones,
regocijándose en crear.
Aquí hay muchas regiones,
sistemas celestiales, universos.
Contarlo sería contar lo incontable;
Aquí, de lo sin forma
la altiplanicie celestial y todo lo
demás tomó forma,
todo destinado a moverse de acuerdo
a Su Voluntad.
Aquél que es bendecido
con esta visión,
se regocija en su contemplación.
Pero. Oh Nanak, tal es su belleza,
que tratar de describirla es
intentar lo imposible”.
— Jap Ji
Sat Purusha, el Señor de Sach Khand
El Señor de Sach Khand se conoce en la terminología oriental como SAT PURUSHA, el Verdadero Ser. Las escrituras esotéricas establecen que este Señor de Amor irradia una luz que es equivalente a la luz de billones de soles, aunque esto es todavía una descripción pobre de Él, porque Él está más allá de la descripción del lenguaje humano o intelecto para describirlo.
Anami Purusha, el Sin-Nombre
Sat Purusha dirige y controla la creación y disolución de la totalidad del sistema cósmico de universos por debajo de Él, pero su propio reino es inmune a tales cambios. Este Verdadero Ser extrae en última instancia su poder del Señor más alto de todos, conocido por los adeptos místicos como ANAMI PURUSHA, el Sin-Nombre.
Sach Khand sólo puede describirse inadecuadamente con el lenguaje poético y el simbolismo, ya que los adeptos místicos manifiestan que no hay comparación posible que pueda ser hecha aún con las cosas mas hermosas de la tierra.
Sach Khand es la Casa del Padre y el Padre es Sat Purusha, siendo el alma una emanación del Sat Purusha, de quien emanó hace milenios. De acuerdo con los adeptos místicos, el alma tiene la luz de dieciséis soles y lunas combinados cuando alcanza este reino (la quinta región).
Gurú Nanak ha cantado acerca del Reino de Sat Purusha en su inspirado himno:
“Que hermosas son tus puertas; Qué maravillosa tu mansión,
desde aquí observas tu gran creación.
> Incontables los instrumentos y armonías tocadas aquí,
incontables los compases,
incontables los cantantes
que cantan tus alabanzas”.
— Jap Ji
Swami Ji también ha descrito el palacio del Sat Purusha como una estructura en forma de fortaleza de belleza inefable. En la descripción de Swami Ji, el alma peregrina debe localizar al Señor Supremo de Amor en su trono cuando llegue a esa región, y debe reconocer al Señor de Amor como al Verdadero Señor de la totalidad del universo de universos.
Swami Ji ha descrito los maravillosos campos y parques en las afueras del palacio de Sat Purusha, pero otra vez repite que el escenario allí es indescriptible e inexpresable en términos de la tierra.
Reservas de néctar espiritual abundan en este plano de donde fluyen por debajo abundantes ríos de luz para suministrar el sustento espiritual a regiones distantes. Palacios dorados parecen suspenderse por encima de jardines cósmicos de luz plateada y la belleza de los hansas, las almas puras que habitan allí, es incomprensible.
El alma peregrina avanza hasta el vestíbulo del palacio del Señor de Amor, Sat Purusha, y un hansa guardián pregunta al recién llegado cómo se las arregló para llegar a esta región sublime. El alma responde que fue a los pies de un adepto místico o Satgurú, cuando habitaba en la tierra, y el adepto místico le otorgó el conocimiento interno sobre este alto reino. El alma es entonces conducida al palacio, donde se encuentra con un loto brillante de belleza inefable. Una voz suena desde la luz central del loto y pregunta al alma por su identidad y con qué propósito u objeto ha ascendido hasta esta región.
Swanii Ji describe la respuesta del alma como:
“Yo conocí a un Sat Gurú y el me dio instrucciones completas a través de su bondad y tengo ahora el privilegio de recibir vuestro Darshan (mirada bendecida)”.
Se le revela ahora al alma que está verdaderamente en la presencia del Sat Purusha, a quien reconoce ahora como el poder espiritual personificado en el adepto místico en la tierra y en los reinos espirituales más bajos. El alma ahora se regocija con su suprema buena fortuna y obtiene gran placer de la mirada espiritual, o darshan, del Señor del Amor.
Entonces el Señor Supremo informa al alma de los misterios de las regiones más altas y, con su propio poder espiritual de amor, Él ayuda al alma en su ascenso a través de las regiones más altas.
Los adeptos místicos han dicho que la música de Sach Khand se puede comparar con la música de la vina (parecida a la gaita); todos los maestros espirituales que han hablado de Sach Khand han sido testigos de lo maravillosamente embriagante que es su música, igual que su música celestial, la luz de Sach Khand es inexpresable en lenguaje humano, aún en términos de billones de soles.
El adepto místico que inició al alma aspirante en los misterios del más allá tiene el deber de acompañar al alma sin peligro hasta su Verdadero Hogar, Sach Khand.
De allí en adelante, es Sat Purusha quien infunde su propia energía divina en el alma y las envía a las regiones más altas de ALAKH LOK (Región Invisible), AGAM LOK* (Región Inaccesible) yANAMI LOK** (Región Sin Nombre), siendo éste último el reino espiritual más alto de todos.
Para todos los intentos y propósitos, el aspirante espiritual puede solamente asimilar el concepto de Sach Khand como el reino espiritual más alto, siendo ciertamente una región de espíritu puro y el verdadero hogar del alma. Sin embargo, los adeptos místicos hablan de las tres regiones más altas por encima de Sach Khand, aunque ellos estiman completamente sin sentido buscar descripciones o explicaciones de estos reinos de espiritualidad.
Es suficiente decir que, a través de la gracia del Sat Purusha, el alma es impulsada a la próxima región espiritual de Alakh Lok, y entonces prosigue al palacio cósmico de ALAKH PURUSHA, Señor de este reino. Cuando el alma ha recibido el darshan de Alakh Purusha, va más alto a Agam Lok, donde observa al Señor de esta región, AGAM PURUSHA, y recibe su darshan. Otra vez los adeptos místicos tratan de describir la radiancia de estas regiones en términos de billones de billones de soles.
En lo que concierne a la región final de Anami Lok, los adeptos místicos permanecen en silencio. En pocas palabras Swami Ji ha dicho:
“De un nivel al otro el alma observa extrañas cosas que no pueden ser descritas en el lenguaje humano. Cada región y todo allí está completamente más allá de las palabras. ¡Qué belleza y gloria! ¿Cómo puedo describirla? No hay nada aquí que pueda ser expresado en ideas. Estoy imposibilitado”.
El alma ahora ha observado al Señor gobernante de cada región más allá de Sach Khand y ha unido a su propio Ser con ellos. Este es el summun bonum del Sendero Místico del Amor, ya que los adeptos místicos han dicho que el amor es el poder supremo en estas sagradas regiones. Cuando se le preguntaba acerca de Anami Lok, Swami Ji simplemente contestaba: “Es todo amor”.
Así, en el Sendero Místico del Amor, la combinación del adepto místico y el Shabd conducen hacia JIVAN MUKTI, o liberación espiritual, y al ascenso del alma a su verdadero hogar. Si el aspirante espiritual sigue fielmente los mandamientos del adepto místico, si vive completamente el camino del Amor, esta liberación espiritual puede conseguirse en una vida. El aspirante escuchará la continua sinfonía del amor, la sobrenatural Música de las Esferas, dándose cuenta que su verdadero Ser y la Divina Palabra son uno y de la misma esencia. La música es tan gloriosa que las fuertes oscilaciones de la alocada mente se aquietan y la atención del alma se absorbe totalmente dentro de la corriente audible de vida, siendo por consiguiente arrastrada hacia arriba, más allá de los planos de mente y materia.
En la medida que el alma asciende a los reinos más altos de vida, descubre que ésta es realmente la verdadera libertad a la que un ser humano pueda aspirar. Es la liberación de las ataduras del ser más bajo, de los temores, fantasías, odios, preferencias y sueños que nos persiguen a medida que caminamos en el largo camino de nacimientos y muertes. El hombre individual y colectivamente, nunca podrá liberarse verdaderamente de este plano físico de existencia. Solamente el individuo que ha alcanzado la consciencia espiritual más alta, logrando su verdadera herencia, puede realizar la libertad en el sentido más completo de la palabra. El alma liberada nunca más podrá ser esclavizada por los falsos apetitos del ser inferior o por las maquinaciones de aquellos que creen controlar el transitorio mundo del hombre por virtud de su propio ser temporal.
La Consciencia Espiritual
La Consciencia Espiritual es tanto la razón como la cima de la evolución del hombre; su naturaleza está más allá de las palabras (las cuales son meramente símbolos inventados por la ideación humana), porque es en realidad un estado de beatitud verdaderamente sin palabras y sin tiempo. Aquél que ha alcanzado esta consciencia espiritual conoce en el mismo centro de su ser que es un espíritu libre, viviendo en los reinos eternos de liberación espiritual. Él se ha elevado en esa sinfonía celestial del espíritu, como Gurú Nanak lo ha reiterado:
Por la práctica de la Palabra,
uno se eleva a la conciencia universal y
desarrolla entendimiento correcto;
por la práctica de la Palabra,
uno desarrolla clarividencia y
transvisión de la totalidad de la creación;
por la práctica de la Palabra,
uno es liberado de penas y sufrimientos.
— Jap Ji
Una vez que ha trascendido la consciencia física, el aspirante espiritual llega a darse cuenta de este poder sinfónico del universo. En los reinos o planos internos sus tonos radiantes se experimentan como un mosaico milagroso de energías sutiles, luces sonoras y tonos luminosos.
Como Kabir ha dicho:
“La música interna natural está continuamente fluyendo de si misma, pero solamente una rara alma conoce de esta comunión; el verdadero simran consiste en el entonamiento perpetuo del alma con la música interna sin ninguna ayuda exterior. Aquél que hace contacto con esta escondida joya de joyas es nuestro verdadero amigo.”
La unidad con Dios
A través del contacto con esta música Interna el aspirante pierde su identidad inferior y eventualmente llega a ser “Uno con Dios”. Aunque el alma continúa viviendo el tiempo señalado de vida aquí en la tierra, está en el mundo pero no pertenece al mundo, siendo un Jivan Mukti, un ser liberado. Ya no es más un esclavo impotente de la mente y los sentidos, sino totalmente establecido en la Divinidad. Él vive perpetuamente en la luz divina del espíritu y escucha constantemente la música divina en su alma. Eventualmente el alma regresa a Sach Khand, la morada de Bienaventuranza o Muqam-I-Haq, el hogar y fuente de luz sonora y del alma misma. El aspirante espiritual es ahora un alma consciente y liberada. Esta es la verdadera salvación, Maksha o Nirvana, en el sentido último y más completo de todos.