Nacemos, y lo primero que hacemos es un enorme esfuerzo para respirar por primera vez. Al morir, exhalamos un último suspiro. Nuestra vida entera transcurre entre estas dos respiraciones.
Respiras, de media, 1.261.440.000 veces a lo largo de la vida. Fíjate en cómo lo haces: ¿respiras por la boca o por la nariz? ¿Es una respiración profunda, o superficial? Si pones la mano en el estómago, ¿se hincha cuando respiras?
Posiblemente estés usando menos de un cuarto de tu capacidad pulmonar.
A lo largo de la historia, y en muchas culturas, la respiración se ha considerado una poderosa medicina interior. En Occidente nos resulta algo extraño fijarnos y practicar conscientemente la respiración, pero sí que hemos descubierto, a ciencia cierta, que la respiración profunda y lenta reduce el latido del corazón y activa el sistema nervioso parasimpático (el que nos calma).
También sabemos que es importante respirar por la nariz
¿Por qué? Porque el olfato activa la regiones cerebrales que tienen que ver con las emociones, la memoria y el comportamiento. Por ello un olor puede evocar recuerdos tan vívidos. ¿Os ha pasado alguna vez? Yo recuerdo de forma muy contundente un día, no hace mucho, en una ciudad que estaba visitando por trabajo. Entré en una librería. El lugar en sí mismo no me recordaba nada en especial. Pero solo entrar un olor muy característico, de papelería antigua, me invadió. ¡Y me transportó décadas atrás, a la librería en la que yo pasaba muchas horas de niña, cuando veraneaba en el pueblo de mis abuelos!
Era ese mismo olor, que había olvidado, que no sabría describir y que no había olido desde hacía tantos años... Sentí como si estuviese otra vez con mis abuelos, tan cerca de ellos. ¡Se me llenaron los ojos de lágrimas! Me quedé todo el tiempo que pude allí, recordando la calle en la que pasaba horas jugando, la heladería, la papelería que tanto me gustaba, la voz de mis abuelos y ese olor de mi infancia. Sabía que cuando saliese de la librería se alejarían de nuevo aquellos recuerdos que ahora eran tan fuertes. Pero ese momento fue realmente intenso, y lo guardo conmigo para siempre.
¿Por qué nos sucede esto? Porque cuando respiramos profundamente, por la nariz, activamos emociones y memoria. Nuestra inhalación es como un control remoto que enciendenuestras emociones y nuestra memoria. Además, inhalar profundamente revigoriza, activa. Y exhalar, en cambio, calma, reduce la frecuencia del latido cardiaco y los sentimientos de ansiedad y estrés.