Cómo tener más carisma

EN GENERAL:

  • Expandir la postura corporal
  • Alejar las manos de la cara mientras hablamos
  • Mantener la espalda recta
  • Relajarse
  • Mantener las manos separadas, tanto mostrando como escondiendo las palmas

ANTE UNA PERSONA:

  • Demuestra a quien tienes delante que le importas y que disfrutas cuando pasas tiempo con ella
  • Desarrolla una sonrisa genuina
  • Asiente cuando habla
  • Tócale brevemente el brazo y mantén el contacto visual

ANTE UN GRUPO:

  • Siéntete cómodo o cómoda actuando como líder
  • Muévete para mostrar entusiasmo
  • Inclínate un poco hacia delante y mira a todo el grupo

MENSAJE:

  • Supera el statu quo y haz algo distinto
  • Incita a la controversia
  • Habla de temas o aspectos nuevos, fáciles de entender e intuitivos

DISCURSO:

  • Claro, fluido, potente y bien articulado
  • Evoca imágenes
  • Usa un ritmo alegre
  • Párate de vez en cuando para crear tensión o énfasis

Sin duda, aprender a comunicar, a ser asertivo y a mostrar más interés por los demás ayuda. Pero si haces eso sin más, solo estás imitando lo que hacen las personas carismáticas y enérgicas, ¿verdad? Puede que pienses que eso está bien, pero no es suficiente.

¿Quieres ser más auténtico? ¿Intentar desarrollar tu energía y tu carisma como recomendaban los antiguos chinos? Ellos lo ven diferente: nos dicen que la energía y el carisma no se consiguen a través de la dominación, sino a través de la conexión con los demás. Tener energía y carisma es lograr cultivar la capacidad de ver las cosas como son, con claridad, y por tanto implica ser capaces de evitar caer siempre en las mismas respuestas automáticas, previsibles.

Se trata de cambiar tu mirada hacia el resto del mundo y refinar tus respuestas a los eventos externos. Se trata de ser auténtico. ¡No hay atajos!

Qi, la energía vital, parecerse a Dios de verdad, ser capaces de transformar el futuro... ¿Cómo? Creando un camino diferente a través de nuestras respuestas. El reto es dar respuestas inteligentes, no siempre las mismas. Para hallarlas, los sabios chinos nos dicen que hay que cultivar el qi.

Si siempre digo y hago lo mismo, si siempre escucho y creo las mismas opiniones, nada cambia... Pero si logro que mis respuestas se adapten y reflejen los eventos de verdad, entonces seré capaz de cambiar el futuro. Seré capaz de crear mi camino, mi tao.

¡Es una idea muy hermosa! El camino —el tao, para los antiguos chinos— no es algo que ya está allí, que tengamos que descubrir. El camino de cada persona es algo que podemos crear nosotros mismos, si somos capaces de observar el mundo, de percibir sus múltiples y complejas interrelaciones, de sentirlo de verdad, no de interpretarlo a nuestro gusto. Entonces, y solo entonces, podremos influir sobre el mundo, sobre las personas, no porque los dominemos mediante la fuerza —eso al final siempre fracasa—, sino porque los vemos como son de verdad, porque los entendemos.

Este tipo de influencia, de energía y de poder es mucho más estable. Lo explican así Michael Puett y Christine Gross-Loh enThe Path: «¿Quién es más poderoso? ¿El acosador de la oficina o el líder que conecta con las emociones de las personas? ¿Qué profesor te ha dado clase mejor? Sabemos qué tipo de persona tiene a la larga más influencia en el mundo. El verdadero poder no depende de la dominación y de la fuerza bruta, que nos impiden comprender a los demás y a lo que nos rodea (...).

Cuando queremos dominar por la fuerza podemos lograrlo un tiempo —incluso un tiempo largo—, pero eso te lleva inevitablemente a centrarte en las cosas equivocadas y crea las condiciones que te arrastrarán a perder tu poder (...). De ahí que seamos testigos de la fuerza imparable de los movimientos pacifistas como los liderados por Rosa Parks o por Gandhi».

Si actuamos así, dicen los taoístas, en vez de crear desorden generaremos armonía, que es la máxima expresión de la energía y del carisma, de nuestra capacidad innata de influir y contagiar a los demás.

Así serás más y más como un espíritu en un entorno caótico y denso: capaz de ver

Así serás más y más como un espíritu en un entorno caótico y denso: capaz de ver con claridad, de no caer en respuestas obtusas y repetitivas, de contribuir a crear un mundo cada vez más armonioso. Es el magnífico reto que te proponen los taoístas.