Sé agradecido. A Maya Angelou no solo le importaba vivir con pasión, sino también vivir agradecida. Cuenta en su libro Carta a mi hija cómo en un momento de su vida en el que sentía desesperanza fue a ver a su mentor.
—Aquí tienes una libreta amarilla y un bolígrafo. Quiero que apuntes tus bendiciones —dijo él.
—No quiero hablar de eso, te digo que me estoy volviendo loca —contestó ella.»
Él insistió:
—Piensa en los millones de personas en todo el mundo que no pueden escuchar un coro, una sinfonía o llorar a sus propios bebés. Escribe: puedo oír, gracias a Dios. Escribe que puedes ver este cuaderno amarillo y piensa en los millones de personas que no pueden ver una cascada, cómo se abre una flor o el rostro de quienes aman. Escribe: puedo ver, gracias a Dios.
Maya Angelou escribió, el resto de su vida, sus poemas y libros en cuadernos amarillos:«Cuando miro la página en blanco, pienso ante todo en lo afortunada que soy».
«He aprendido que cuando decido algo con el corazón abierto suelo tomar una buena decisión.»
Maya Angelou