Esta práctica es eficaz para fortalecer nuestra capacidad de empatía y compasión. En vez de centrarnos en lo que nos divide, nos centraremos en lo que nos une: En el fondo, todos somos seres humanos. Necesitamos comida, refugio y amor. Imploramos atención, reconocimiento, afecto y, sobre todo, felicidad.
Reflexiona sobre estas cosas, las que tienes en común con cualquier otro ser humano, e ignora las diferencias. Uno de mis ejercicios favoritos lo encontré en un gran artículo deOde Magazine. Es un ejercicio en cinco pasos que puedes practicar cuando te encuentres con amigos y con desconocidos. Hazlo discretamente y trata de seguir todos los pasos con la misma persona. Con tu atención focalizada en él o ella, di para ti mismo:
PASO 1:«Como yo, esta persona busca felicidad en su vida.»
PASO 2: «Como yo, esta persona trata de evitar sufrir en su vida.»
PASO 3: «Como yo, esta persona ha conocido la tristeza, la soledad y la desesperación.»
PASO 4: «Como yo, esta persona está tratando de cubrir sus necesidades.»
PASO 5: «Como yo, esta persona está aprendiendo sobre la vida.»
¿Qué es sentir compasión?«Es sentir lo que siente una madre que ve llorar a su hijo».
Vivimos en una sociedad interconectada, en la que los éxitos y los pesares de los demás nos llegan instantáneamente a través del móvil, el ordenador, la televisión, la radio y los periódicos. Ello comporta el riesgo de que nos sintamos superados o avasallados por nuestras emociones. Cuando estamos agotados, dejamos de sentir compasión. Entrenar a las personas para que sientan compasión en lugar de empatía puede ayudar a solucionar problemas como la depresión y la fatiga. Para Tania Singer, del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences, la empatía es «una precursora de la compasión, pero demasiada empatía puede llevarnos a tener un comportamiento antisocial». Por ejemplo, las personas que trabajan en el sistema sanitario o las que cuidan a otros, como se encuentran con frecuencia con víctimas de traumas, pueden estar muy estresadas, y sentirse superadas. Escáneres cerebrales han demostrado que, tanto en la persona que sufre como en la que siente empatía, se activan áreas parecidas del cerebro. Por tanto, el sufrimiento empático es una experiencia real de sufrimiento.
Para evitar esto, necesitamos transformar la empatía en compasión. La compasión es un sentimiento de piedad o una sensación de preocupación que no va acompañada de sentimientos como la tristeza, por ejemplo, si la otra persona está triste. Para entender mejor la compasión, Singer ha estudiado a los monjes budistas, ya que son expertos en la meditación prosocial y la compasión. Cuando estos monjes miraron vídeos de otras personas que sufrían, los escáneres de sus cerebros mostraron una intensificación de la actividad en áreas que son importantes para el cuidado, la nutrición emocional y la participación social positiva. En las personas que no meditaban, los vídeos solían activar áreas del cerebro asociadas con los sentimientos de tristeza y dolor.
Uno de los monjes que participaron en el estudio, Matthieu Ricard, describió su estado mental durante la meditación como «una activación de la ternura, el amor y el cuidado que se le despiertan a una madre cuando oye llorar a un niño».