GABRIEL: «Mi pequeña revolución para enfrentarme a las cosas que me inquietan, que me preocupan o que me hacen enfadar es muy sencilla, pero a la vez muy efectiva: escribo en un papel la historia de mi enfado con un amigo, o de mi desencuentro con tal compañero de trabajo, o con mi pareja, lo que sea que me está sacando de mis casillas. Lo escribo todo, con pelos y señales, y lo repaso hasta que el escrito refleja exactamente cómo me siento y por qué. Y entonces lo rompo, lo rompo en mil pedazos y lo tiro por el váter. Simple pero efectivo. Con el agua y por ese mismo desagüe de alguna forma se marchan mis problemas y mi mal humor, y me río a solas pensando que nada es tan importante que no tenga una solución. A mí me funciona».