HAY UNA MATERIA PENSANTE DE LA CUAL TODAS LAS COSAS SE HACEN y la cual, en su estado original, impregna, penetra y llena los intersticios del universo.
Un pensamiento en esta sustancia produce el objeto que es imaginado por el pensamiento.
Una persona puede formar cosas en sus pensamientos y, al imprimir su pensamiento en la sustancia amorfa, puede causar el objeto que pensaba crear.
Para hacer esto, una persona debe pasar de lo competitivo a la mente creativa. De lo contrario no puede estar en armonía con la inteligencia amorfa, que es siempre creativa y nunca competitiva en espíritu.
Una persona puede entrar en completa armonía con la sustancia amorfa al recrear una gratitud vívida y sincera por las bendiciones que se le otorgan. La gratitud unifica la mente del hombre con la inteligencia de la sustancia, para que los pensamientos del hombre sean recibidos por lo amorfo. Una persona puede permanecer en el plano creativo sólo al unirse con la inteligencia amorfa a través de un sentimiento profundo y continuo de gratitud.
Una persona debe formar una imagen mental clara y definida de las cosas que desea tener, hacer o ser, y debe mantener esta imagen en sus pensamientos, mientras está profundamente agradecido con lo supremo porque todos sus deseos se le concederán. La persona que desee volverse rica debe gastar sus horas de ocio en contemplar su visión, y con profundo agradecimiento de que en verdad se las darán. No se le puede poner mucho estrés a la importancia de la contemplación frecuente de la imagen mental; acóplese con una fe inquebrantable y devota gratitud. Este es el proceso mediante el cual la impresión se da a lo amorfo y las fuerza creativas se ponen en movimiento.
La energía creativa trabaja a través de los canales establecidos del crecimiento natural, y del orden industrial y social. Todo lo que se incluya en esta imagen mental será traído a la persona que siga las instrucciones dadas arriba, y cuya fe no se quiebre. Lo que quiere vendrá a él a través de los caminos de la industria y comercio establecidos.
Para recibir lo que es propio cuando esté listo para llegar a él, una persona debe estar en acción de una manera que lleve a más que llenar su lugar actual.
Debe tener en cuenta el propósito de enriquecerse a través de la realización de su imagen mental. Y debe hacerlo, cada día, todo lo que se pueda hacer ese día, teniendo cuidado de hacer cada acto de una manera exitosa. Debe darle a cada persona un valor de uso en exceso que el valor monetario que recibe, para que cada transacción haga más vida, y debe mantener el pensamiento de progreso para que la impresión del incremento sea comunicada a todos con quien entre en contacto.
Los hombres y mujeres que practiquen las instrucciones anteriores se volverán ciertamente ricos, y las riquezas que reciban serán en proporción exacta a la definición de sus visiones, la estabilidad de su propósito, la firmeza de su fe y la profundidad de su gratitud.