AHORA RESUMIREMOS los métodos de meditación en la respiración según los niveles de jhāna. Jhāna significa estar absorto o enfocado en un solo objeto o tema, como en el caso de la respiración.
1. El primer jhāna tiene cinco factores. (a) El pensamiento dirigido (vitakka): piensa en la respiración hasta que puedas mantenerla presente sin llegar a distraerte. (b) La singularidad del objeto o tema (ekaggatārammaṇa): mantén la mente en la respiración. No dejes que divague tras otros conceptos o temas. Vigila tus pensamientos de manera que éstos sólo se ocupen de la respiración hasta alcanzar el punto en que la respiración sea cómoda. (La mente se convierte en una, en reposo con la respiración.) (c) La evaluación (vicāra): descubre cómo puedes dejar que esta sensación agradable de la respiración se propague y se conecte con otras sensaciones de la respiración en el cuerpo. Deja que estas sensaciones se propaguen hasta quedar interconectadas por todo el cuerpo. Una vez que el cuerpo se haya calmado por la respiración, las sensaciones de dolor se calmarán. El cuerpo estará repleto de buena energía de la respiración. (La mente estará enfocada exclusivamente en asuntos relacionados con la respiración.)
Estas tres cualidades deben unirse y aplicarse a la misma corriente de respiración para que surja el primer jhāna. Entonces, esta corriente de la respiración puede llevarte hasta el cuarto jhāna.
El pensamiento dirigido, la singularidad del objeto o tema, y la evaluación actúan como causas. Cuando las causas maduren completamente, los resultados aparecerán —(d) la plenitud (pīti), una sensación muy atractiva de satisfacción y frescura para cuerpo y mente, que va directamente al corazón, independientemente de todo lo demás; (e) el placer (sukha), la calma física que inunda el cuerpo por haber estado calmado y no perturbado (kāya-passaddhi); y la satisfacción mental que proviene de la mente por haber estado calmada en sí misma, sin soportes, no distraída, imperturbable, serena y exultante (citta-passaddhi).
La plenitud y el placer son los resultados. Por lo tanto, los factores del primer jhāna se reducen simplemente a dos clases: causas y resultados.
Al mismo tiempo que la plenitud y el placer se hacen más fuertes, la respiración se hace más sutil. Cuanto más tiempo te mantengas enfocado y absorto, más poderosos se vuelven los resultados. Esto te permite dejar el pensamiento dirigido y la evaluación (la limpieza preliminar) a un lado y —confiando completamente en un solo factor, la singularidad del objeto o tema— entrar en el segundo jhāna (magga-citta, phala-citta).
2. El segundo jhāna tiene tres factores: la plenitud, el placer y la singularidad del objeto o tema (magga-citta). Esto se refiere al estado de la mente que ha probado los resultados que provienen del primer jhāna. Una vez que has entrado en el segundo jhāna, la plenitud y el placer se fortalecen, pues confían en una sola causa, la singularidad del objeto o tema, que se ocupa del trabajo de aquí en adelante —enfocándose en la respiración de manera que ésta llegue a ser más y más refinada, manteniéndose firme y calmada con una experiencia de frescura y calma para cuerpo y mente. La mente está incluso más estable y resuelta que antes. Mientras sigues concentrándote, la plenitud y el placer se fortalecen y comienzan a expandirse y a contraerse. Continúa enfocándote en la respiración, moviendo la mente más profundamente a un nivel más sutil para escapar de los movimientos de la plenitud y el placer, y entrarás en el tercer jhāna.
3. El tercer jhāna tiene dos factores: el placer y la singularidad del objeto o tema. El cuerpo está en calma, inmóvil y solitario. No surgen sensaciones de dolor que lo perturben. La mente está solitaria y en calma. La respiración es refinada, expansiva y fluye libremente. Un resplandor —blanco como un copo de algodón— empapa todo el cuerpo, calmando todas las sensaciones de incomodidad física y mental. Sigue manteniendo el enfoque en atender nada más que a esta respiración amplia y refinada. La mente está libre: no hay pensamientos del pasado o del futuro que la perturben. La mente se pone de relieve por sí misma. Las cuatro propiedades —tierra, agua, fuego y viento— están en armonía a través de todo el cuerpo. Casi se podría decir que están purificadas a través de todo el cuerpo, porque la respiración tiene la fuerza para controlar y cuidar bien de las otras propiedades, manteniéndolas armónicas y coordinadas. La sati está acoplada a la singularidad del objeto o tema, que actúa como causa. La respiración llena el cuerpo. La sati llena el cuerpo.
Profundiza el enfoque: la mente se encuentra brillante y poderosa, el cuerpo se siente liviano. Las sensaciones de placer están calmadas. La sensación del cuerpo es estable y uniforme, sin descuidos ni huecos en la atención, de manera que puedes soltar la sensación de placer. Las manifestaciones del placer se van calmando porque las cuatro propiedades están balanceadas y libres de movimiento. La singularidad del objeto o tema, la causa, tiene ahora la fuerza para enfocarse más profundamente, llevándote al cuarto jhāna.
4. El cuarto jhāna tiene dos factores: la ecuanimidad (upekkhā) y la singularidad del objeto, o sati. La ecuanimidad y la sati en el cuarto jhāna están poderosamente enfocadas —sólidas, estables y seguras. La propiedad de la respiración está absolutamente quieta, libre de ondas, corrientes cruzadas, y hendiduras. La mente, neutral y quieta, está libre de cualquier preocupación por el pasado y el futuro. La respiración, que forma el presente, está calmada como el océano o el aire cuando están libres de olas o corrientes. Puedes conocer panoramas y sonidos distantes porque la respiración es pareja y lisa, y así actúa como una pantalla de cine, dando un claro reflejo de lo que se proyecte en ella. El conocimiento surge en la mente: conoces, pero permaneces neutral e inmóvil. La mente está neutral e inmóvil; la respiración, neutral e inmóvil; pasado, presente y futuro, todo está neutral e inmóvil. Ésta es la verdadera singularidad del objeto o tema, enfocada en la imperturbable quietud de la respiración. Todas las partes de la respiración en el cuerpo se conectan de manera que eres capaz de respirar a través de cada poro. Ya no tienes que respirar por las fosas nasales, porque la respiración que entra y sale y los demás aspectos de la respiración en el cuerpo forman un todo, solo y unificado. Todos los aspectos de la energía de la respiración están completos y son uniformes. Las cuatro propiedades tienen las mismas características. La mente está completamente inmóvil.
El enfoque es fuerte; la luz, resplandeciente.
Esto es conocer el gran marco de referencia.
La mente está radiante y brillante —
como la luz del sol
que, despejada de nubes o neblinas,
la tierra con sus rayos ilumina.
La mente proyecta su propia luz en todas las direcciones. La respiración es radiante, la mente es completamente brillante debido al enfoque de la sati.
El enfoque es fuerte; la luz, brillante.... la mente tiene poder y autoridad. Todos los marcos de referencia se funden en uno. No hay sensación de que “Esto es el cuerpo.... Esto es una sensación.... Esto es la mente.... Esto es una cualidad mental”. No se sienten como cuatro componentes. Por esto se llama el gran marco de referencia, pues ninguno de los cuatro está de ninguna manera separado.
La mente está firmemente resuelta,
centrada y equilibrada,
debido a la fuerza de su enfoque.
La sati y la vigilancia convergen en una: esto es lo que significa el camino unificado (ekāyana-magga) —la concordancia entre las propiedades y marcos de referencia, cuatro en uno, haciendo surgir una gran energía y vigilia, el fuego interior purificador (tapas) que puede disipar totalmente la oscuridad.
Cuando te enfocas más fuertemente en el resplandor de la mente, el poder viene de soltar todos los objetos y temas. La mente se alza como una persona que ha escalado la cima de una montaña y reclama el derecho a ver en todas las direcciones. La morada de la mente, la respiración, que apoya la prominencia y libertad de la mente se encuentra en un estado elevado, y por ello la mente es capaz de ver claramente la ubicación de todas las fabricaciones del Dhamma (saṅkhāra) —es decir, los elementos, los khandhas y los medios sensoriales (āyatana). Lo mismo que una persona que se ha llevado una cámara a un avión puede tomar fotos de prácticamente todo lo que hay debajo, igual una persona que ha logrado este grado (lokavidū) puede ver el mundo y el Dhamma como verdaderamente son.
Además, también surge una conciencia de otro tipo en el área de la mente —llamada visión-clara liberadora o destreza de liberación. Los elementos o propiedades del cuerpo adquieren potencia (kāya-siddhi); la mente, un poder tanto resistente como sutil. Cuando quieres el conocimiento del mundo o del Dhamma, enfocas la mente vigorosa e intensamente en la respiración. Cuando el poder concentrado de la mente dé con el elemento puro, el conocimiento intuitivo emitirá de ese elemento, igual que el sonido emite de la aguja del tocadiscos cuando ésta toca el canal de un disco. Una vez que la sati está enfocada en un elemento puro, entonces si quieres imágenes, aparecerán imágenes; si quieres sonidos, aparecerán sonidos, ya sean cercanos o distantes, asuntos del mundo o del Dhamma, concernientes a ti mismo o a otros, pasado, presente o futuro —todo lo que quieras saber. Mientras te enfocas, piensa en lo que quieras saber, y aparecerá. Esto es ñāṇa —sensibilidad intuitiva, capaz de conocer el presente, pasado o futuro— un nivel importante de conciencia que sólo puedes conocer por ti mismo. Los elementos son como ondas de radio viajando en el aire. Si tu mente y sati son fuertes, y tus habilidades están altamente desarrolladas, podrás usar estos elementos para ponerte en contacto con el mundo entero para que el conocimiento pueda surgir dentro de ti.
Las ocho habilidades
Cuando hayas dominado el cuarto jhāna, esto puede actuar como la base de ocho habilidades:
1. Vipassanā-ñāṇa: visión-clara intuitiva sobre los fenómenos físicos y mentales cuando surgen, permanecen y cesan. Ésta es una clase especial de visión-clara que proviene solamente de entrenar la mente. Puede darse de dos formas: (a) conocer sin haber pensado nunca en el asunto; y (b) conocer habiendo pensado en el asunto —pero no después de mucho pensar, como en el caso del conocimiento ordinario. Piensas por un instante e inmediatamente se clarifica —igual que un algodón empapado de gasolina prende inmediatamente cuando le acercas un fósforo. La intuición y la visión-clara son así de rápidas, y por ello difieren del discernimiento ordinario.
2. Manomayiddhi: poderes psíquicos —la habilidad de usar pensamientos para influenciar eventos.
3. Iddhividhī: la capacidad de desplegar poderes supra-normales, por ejemplo, crear imágenes a cierta instancia que ciertos grupos de personas serán capaces de ver.
4. Dibbasota: la capacidad de oír sonidos distantes.
5. Cetopariya-ñāṇa: la capacidad de saber cuál es el nivel —bueno o malo, alto o bajo— de las mentes de otros.
6. Pubbenivāsānussati-ñāṇa: la capacidad de recordar vidas pasadas. (Si obtienes esta capacidad, ya no tendrás que preguntarte más si a la muerte le sigue la aniquilación o el renacimiento.)
7. Dibbacakkhu: la capacidad de ver imágenes sutiles y toscas, tanto de cerca como de lejos.
8. Āsavakkhaya-ñāṇa: la capacidad de reducir y eliminar las fermentaciones de las impurezas del corazón.
Estas ocho habilidades provienen exclusivamente de la concentración mental, y es por ello que he escrito esta guía condensada de la concentración y del jhāna, basadas en la técnica de mantener presente la respiración. Si aspiras a las cosas buenas que pueden surgir de esto, debes dedicar tu atención al entrenamiento de tu propia mente y corazón.