La ley psicológica es que cuanto más apego más dependencia v más posibilidad de ser dominados, ante la muerte inesperada de un ser amado, por la orfandad y el vacío.
El apego es estancamiento, quedar detenido en el proceso de la evolución de la vida. Es truncar las potencialidades que viven dentro de cada quien, dispuestas a realizarse. Es vivir una vida inauténtica en función de lo que el otro anhela o imagino que hubiera querido. Es justificar con el "rebusque" de la pena o el recuerdo de "quien murió" el no seguir avanzando por los senderos que debo recorrer.
No hay nada mejor para curar el apego que el amor. El amor que no es sólo una palabra, sino la aceptación de que el otro no es mío, que sólo en libertad existe el amor y que debo aprender a dejar partir tanto como a no permanecer mirando la partida. El amor es, no se inventa, es una disposición no un impedimento. Es una fuente que mana agua que fluye no porque tenga adónde ir sino porque no puede hacer más que fluir.
En suma, el apego se cura con amor y amor es aceptar al otro tal como es, haga lo que haga, aun morirse sin "avisarme".