Busque un lugar tranquilo y relájese. Piense en el ser querido que haya perdido. Piense en lo bueno que recibió, en lo que lo ayudó a aprender, en lo que compartieron, en lo que se dijeron, en lo que vivieron. Deje aflorar lo que siente hoy por él. No se aferre a lo que sentía sino a lo que hoy siente. Déjelo fluir.
Ahora piense en un momento especial de su relación con él. Un momento "mágico" que recuerde con placer, que lo llene de dicha y bienestar. No importa si lo hace llorar. Cuando lo tenga en su mente y en su corazón comience a despedirse de quien perdió. Hable con él como si estuviera frente a usted, o a su lado. Dígale lo que siente y que debe decirle adiós. Que ya lo llevó mucho tiempo en su corazón. Que es hora de "dejarse partir".