Este ejercicio ayuda a sanar la depresión. Hay que ir a un lugar tranquilo donde podamos estar un rato sin que nadie nos interrumpa. Vamos a cerrar los ojos e imaginar la vida de la persona, que hemos perdido, como un río. Vamos a darle cuerpo a ese río de acuerdo con cómo fue esa vida. Tal vez sea ancho, caudaloso, profundo, intenso, turbulento, etc. Dibujemos mentalmente su lugar de nacimiento, sus orillas, su extensión, sus accidentes, sus colores... Imaginemos a la persona muerta como ese río que desemboca en el mar. Dejemos que se mezcle con el agua de otros ríos. Que se transforme. Que se evapore y que nuevamente como gotas de lluvia vaya a formar parte de un nuevo río. Imaginemos cuál puede ser ese río.