Los grupos de autoayuda para personas que han perdido de modo inesperado a alguien querido han venido a llenar un lugar de necesidad ya que brindan apoyo, solidaridad y contención entre pares que simétricamente se acompañan en un camino de muy difícil recorrido.
Sin embargo, es conveniente recordar que existe una diferencia entre ayudar y rescatar. Rescatar es hacerse cargo del problema del otro y darle una solución.
Esto lo único que hace es fomentar la dependencia. Por el contrario, ayudar es estar dispuesto a escuchar y sostener los procesos internos del otro cuando demanda ayuda, pero nunca interferir en su vida y en sus decisiones.
Un grupo de autoayuda es, por lo tanto, un espacio de encuentro entre personas con una historia en común, que se reúnen para tratar en conjunto de ver más claro, de comprender más y de ayudarse a partir de la experiencia compartida.
Muchas veces el grupo puede convertirse en una muleta de la que hay que desprenderse agradeciendo lo que nos ayudó a caminar, pero siempre significa una ayuda para transitar la experiencia de decir adiós a quien murió de golpe.
Si se unen en un trabajo en común psicoterapia, esencias florales y grupo de autoayuda se puede contar con un buen dispositivo para elaborar profundamente una muerte inesperada. Como decía un participante en un grupo de autoayuda: "No hay nada mejor, para una muerte inesperada, que una ayuda inesperada, ésta".