Juan, un Maestro, estaba solo pensando en su próxima muerte. Desde hacía varios días éste era su único pensamiento. Su vida aparecía ante sus ojos como una experiencia rica e intensa, donde cada momento había sido vivido profundamente.
Sin embargo, notaba en su alma un poco de inquietud. "¿Qué es lo que me inquieta?", se preguntaba.
En ese momento vino a su memoria la frase de un poeta: "Los astros tienen la libertad de su órbita" y esto le dio paz. Había comprendido, al fin, que estaba desaprovechando este tramo de su vida. "Hay que dejar que cada astro siga su órbita", pensó y se levantó a prepararse algo de comer. "Después de todo, estoy vivo".