Meditación 3

Solemos llevar mucho equipaje innecesario. Nos aferramos a los afectos con posesividad. Pedimos en vez de dar. Nos atamos a "nuestros muertos" y el recuerdo obsesivo a ellos nos encadena. Solemos decir: no pude despedirme, murió de pronto. Sin embargo, podemos hacerlo; sólo se precisa nuestra decisión de meter todo lo que ya no hace más falta en una mochila y arrojarla fuera de nuestra vida. Hay que pensar como San Francisco de Asís, que escribió:

"Maestro, que yo no busque tanto:
Ser consolado... como consolar.
Ser comprendido... como comprender.
Ser amado... como amar.
[porque]
Es dando... que uno recibe.
Es perdonando... que uno es perdonado.
Es muriendo... que uno resucita".