"Las tres señales del estar despierto son: perdonar, aceptar y responder ante todo con amor" (A. de Mello). Ante una muerte inesperada se suele reaccionar a la inversa: con odio a la vida por considerarla injusta y resistiéndose a aceptar lo sucedido. Sólo cuando aceptamos el amor de una muerte, que no significa la muerte del amor, es cuando comenzamos a despertarnos. "Quien el amor tiene, nada le falta, sólo el amor basta." Y el amor no necesita de la presencia exterior, porque yace dentro de cada uno de nosotros.