- La emoción del temor.
- La emoción de los celos.
- La emoción del odio
- La emoción de la venganza.
- La emoción de la avaricia.
- La emoción de la superstición.
- La emoción de la cólera.
La mente no puede verse ocupada por emociones positivas y negativas al mismo tiempo. En cada momento, unas u otras tienen que dominar. Nuestra responsabilidad consiste en asegurarnos que las emociones positivas constituyan la influencia dominante de nuestra mente. Para ello le será de gran ayuda la ley del hábito. Adquiera el hábito de aplicar y utilizar las emociones positivas. Acabarán por dominar su mente de una forma tan completa que las negativas no podrán ya penetrar en ella.
Sólo si sigue estas instrucciones literal y completamente podrá adquirir control sobre su subconsciente. La presencia de una sola emoción negativa en su subconsciente basta para destruir todas las posibilidades de obtener ayuda constructiva de su subconsciente.