Síntomas del temor a la crítica

Este temor es casi tan universal como el temor a la pobreza, y sus efectos, igual de fatales para el logro personal, sobre todo porque destruye la iniciativa y desanima el uso de la imaginación. Los principales síntomas del temor a la crítica son:

Timidez. Suele ser expresada por medio del nerviosismo, la timidez en la conversación y en el encuentro con personas extrañas, el movimiento extraño de las manos y de los pies, el desplazamiento de la mirada.

Falta de serenidad. Ausencia de control en la voz, nerviosismo en presencia de otros, postura deficiente del cuerpo, memoria pobre.

Personalidad. Escasa firmeza en las decisiones, falta de encanto personal, y de habilidad para expresar opiniones definidas. Costumbre de soslayar los temas, en lugar de afrontarlos de manera directa. Estar de acuerdo con otros sin haber examinado sus opiniones con cuidado.

Complejo de inferioridad. Costumbre de expresar autoaprobación por medio de la palabra y las acciones, como un medio de ocultar una sensación de inferioridad. Utilizar palabras grandilocuentes para impresionar a los demás (a menudo sin conocer siquiera el significado de lo que se dice). Imitar a otros en la ropa, el discurso y las actitudes. Fanfarronear de logros imaginarios. Esto produce a veces una imagen superficial de sentimiento de superioridad.

Extravagancia. Costumbre de intentar mantenerse a la altura de los demás gastando mucho más de lo que se ingresa.

Falta de iniciativa. Fracaso para aprovechar las oportunidades para el progreso propio, temor a expresar opiniones, falta de confianza en las propias ideas, responder de forma evasiva a los superiores, vacilar en la actitud y en el discurso, engañar en las palabras y en los hechos.

Falta de ambición. Pereza mental y física, falta de autoafirmación, lentitud para tomar decisiones, dejarse influir con excesiva facilidad; criticar a los demás a sus espaldas y halagarlos, cuando están delante; aceptar la derrota sin protesta, o abandonar una empresa cuando se encuentra con la oposición de otros; sospechar de otras personas sin causa alguna, falta de tacto en la actitud y el discurso, no estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de los propios errores.