Cómo una idea construyó una fortuna

Llegará un día en que tanto los empleados como los empleadores descubrirán las posibilidades de la fe. Ese día está amaneciendo. El mundo entero ha tenido amplia oportunidad, durante la reciente depresión económica, de presenciar lo que la falta de fe puede hacer en los negocios.

Ciertamente, la civilización ha producido un número suficiente de seres humanos inteligentes para hacer uso de esta gran lección que la depresión ha enseñado al mundo. Durante esta depresión, el mundo tuvo pruebas en abundancia de que el miedo generalizado paralizará las ruedas de la industria y los negocios. De esta experiencia surgirán líderes en los negocios e industrias que se beneficiarán del ejemplo que Gandhi ha dado al mundo, y aplicarán a los negocios las mismas tácticas que él ha usado para construir el mayor seguimiento conocido en la historia del mundo. Estos líderes vendrán de las filas de los hombres desconocidos, que ahora trabajan en las plantas de acero, las minas de carbón, las fábricas de automóviles, y en las pequeñas ciudades de América.

¡Los negocios están listos para una reforma, no cabe duda al respecto! Los métodos del pasado, basados en combinaciones económicas de fuerza y miedo, serán reemplazados por los mejores principios de fe y cooperación. Los hombres que trabajan recibirán más que salarios diarios; recibirán dividendos de los negocios igual que aquellos que suministran el capital para los negocios; pero primero deben dar más a sus empleadores, y detener esta disputa y negociación por la fuerza, a expensas del público. ¡Deben ganarse el derecho a los dividendos!

Además, y esto es lo más importante de todo, serán guiados por líderes que entenderán y aplicarán los principios empleados por Mahatma Gandhi. Solo de esta manera los líderes pueden obtener de sus seguidores el espíritu de plena cooperación que constituye el poder en su forma más alta y duradera.

Esta estupenda era de la máquina en la que vivimos, y de la que estamos emergiendo, ha despojado a los hombres de su alma. Sus líderes han impulsado a los hombres como si fueran piezas de maquinaria fría; se vieron obligados a hacerlo por los empleados que han negociado, a expensas de todos los involucrados, para obtener y no para dar. La consigna del futuro será la felicidad y el contentamiento humanos, y cuando se alcance este estado mental, la producción se cuidará sola, de manera más efectiva que cualquier cosa que se haya logrado donde los hombres no pudieron, y no pudieron, mezclar fe e interés individual con su trabajo.

Debido a la necesidad de fe y cooperación en la operación de negocios e industrias, será interesante y rentable analizar un evento que proporciona una excelente comprensión del método mediante el cual los industrialistas y empresarios acumulan grandes fortunas, al dar antes de intentar obtener.

El evento elegido para esta ilustración se remonta a 1900, cuando se estaba formando la Corporación del Acero de Estados Unidos. Mientras lees la historia, ten en cuenta estos hechos fundamentales y entenderás cómo las ideas se han convertido en enormes fortunas.

  • Primero, la enorme Corporación del Acero de Estados Unidos nació en la mente de Charles M. Schwab, en forma de una idea que creó a través de su imaginación.
  • Segundo, mezcló fe con su idea.
  • Tercero, formuló un plan para la transformación de su idea en realidad física y financiera.
  • Cuarto, puso su plan en acción con su famoso discurso en el Club Universitario.
  • Quinto, aplicó y siguió su plan con persistencia, y lo respaldó con decisión firme hasta que se llevó a cabo completamente.
  • Sexto, preparó el camino para el éxito con un ardiente deseo de éxito.

Si eres de aquellos que a menudo se han preguntado cómo se acumulan grandes fortunas, esta historia de la creación de la Corporación del Acero de Estados Unidos será esclarecedora. Si tienes alguna duda de que los hombres puedan pensar y enriquecerse, esta historia debería disipar esa duda, porque puedes ver claramente en la historia de la Corporación del Acero de Estados Unidos la aplicación de una parte importante de los trece principios descritos en este libro.

Esta asombrosa descripción del poder de una idea fue contada dramáticamente por John Lowell, en el New York World-Telegram, cuya cortesía se reimprime aquí.