Si el primer plan que usted adopta no funciona con éxito, cámbielo por uno nuevo; si este nuevo plan tampoco funciona, vuelva a cambiarlo por otro, y así sucesivamente hasta que encuentre un plan que dé resultado. Aquí se encuentra la causa principal de que la mayoría de los hombres tope con el fracaso, debido a su falta de perseverancia en la creación de nuevos planes para sustituir los que no funcionan. El hombre más inteligente no puede tener éxito en la acumulación de dinero (ni en ninguna otra empresa) sin contar con planes que sean prácticos y viables. Tenga presente este hecho, y, cuando sus planes fallen, recuerde que un fracaso temporal no es lo mismo que un fracaso permanente. Un fracaso indica sólo que los planes no eran buenos. Haga otros. Vuelva a empezar todo de nuevo.
El fracaso temporal debe significar sólo una cosa: la certidumbre de que hay algo que no funciona en lo planificado. Millones de hombres se pasan la vida en la miseria y en la pobreza porque les falta un buen plan mediante el cual acumular una fortuna.
Ningún hombre está vencido mientras él mismo no se rinda en su propia mente.
Hames J. Hill se topó con fracasos temporales la primera vez que se propuso reunir el capital necesario para trazar un ferrocarril de Este a Oeste de Estados Unidos, pero él también convirtió el fracaso en victoria con la utilización de nuevos planes. Henry Ford conoció el fracaso temporal, no sólo al principio de su carrera en el mundo del automóvil, sino después de haber estado en lo más alto del éxito. Concibió otros planes, y siguió avanzando hacía la victoria económica.
Vemos hombres que han acumulado grandes fortunas; pero, a menudo, sólo reconocemos sus triunfos, y pasamos por alto los fracasos temporales que han tenido que superar antes de «llegar».
Ningún seguidor de esta filosofía puede esperar de manera razonable que acumulará una fortuna sin experimentar «fracasos temporales». Cuando el fracaso sobreviene, acéptelo como una señal de que sus planes no son buenos, haga otros, y encamínese de nuevo hacia su objetivo anhelado. Si pierde interés antes de haber alcanzado su objetivo, usted es una persona que abandona con facilidad. Recuerde que los que abandonan nunca ganan…, y un ganador nunca abandona. Copie esta frase en un papel, en letras bien grandes, y póngala donde pueda verla todas las noches antes de acostarse, y todas las mañanas antes de ir a trabajar.
Cuando empiece a elegir miembros para su equipo de trabajo, procure elegir aquellos que no se tomen el fracaso muy en serio.
Algunas personas creen tontamente que sólo el dinero puede generar dinero. ¡Esto no es verdad! El deseo, transmutado en su equivalente monetario, a través de los principios que presentamos aquí, es el agente por medio del cual se «hace» el dinero. El dinero, en sí, no es más que materia inerte. No se puede mover, no piensa, ni habla, ¡pero puede «oír» cuando, un hombre que lo desee, lo llama!