Hay cuatro pasos sencillos que conducen al hábito de la perseverancia. No exigen la posesión de una gran cantidad de inteligencia, ni una cantidad particular de educación, sino tiempo y esfuerzo mínimos. Los pasos necesarios son:
- Un propósito definido apoyado por un ardiente deseo de cumplirlo.
- Un plan definido, expresado en una acción continua.
- Una mente cerrada a toda influencia y desánimo negativos, incluyendo las sugerencias negativas de parientes, amigos y conocidos.
- Una alianza amistosa con una persona o más capaz de animar a uno a seguir adelante con el plan y con el propósito.
Estos cuatro pasos son esenciales para el éxito en todos los ámbitos de la vida. Todo el propósito de los trece principios de esta filosofía consiste en permitirle a uno dar estos cuatro pasos de forma que se conviertan en un hábito.
- Son los pasos mediante los que uno puede controlar su propio destino económico.
- Son los pasos que conducen a la libertad y a la independencia de pensamiento.
- Son los pasos que conducen a las riquezas, en pequeñas cantidades, o en grandes.
- Son los pasos que conducen al poder, la fama y el reconocimiento mundial.
- Son los cuatro pasos que garantizan «casualidades» favorables.
- Son los cuatro pasos que convierten los sueños en realidades físicas.
- Son los cuatro pasos que conducen al dominio del temor, el desánimo y la indiferencia.
Hay una magnífica recompensa para todos aquellos que aprenden a dar estos cuatro pasos. Es el privilegio de escribir lo que ha de ser la propia vida, y de conseguir que ésta proporcione lo que se le pide.