1. La curación es un pensamiento por medio del cual dos mentes perciben su unidad y se regocijan. Su gozo exhorta a todos los miembros de la Filiación a que se regocijen junto con ellas, y permite que Dios acuda a ellas y se manifieste a través de ellas. Sólo la mente sana puede experimentar una revelación de efectos duraderos porque la revelación es una experiencia de pura dicha. Si no eliges ser completamente dichoso, tu mente no puede tener lo que no elige ser. Recuerda que para el espíritu no hay diferencia alguna entre tener y ser. La mente superior piensa de acuerdo con las leyes que el espíritu obedece, y, por lo tanto, honra únicamente la leyes de Dios. Para el espíritu, obtener no significa nada y dar lo es todo. Al tenerlo todo, el espíritu lo conserva dándolo, y, de este modo, crea de la misma manera en que el Padre creó. Aunque esta manera de pensar no tiene nada que ver con la posesión de bienes materiales, aun a la mente inferior le resulta comprensible en conexión con ideas. Si compartes una posesión física, ciertamente divides su propiedad. Mas si compartes una idea, no la debilitas. Toda ella te sigue perteneciendo aunque la hayas dado completamente. Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza en tu mente, y, por lo tanto, la expande. Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.
2. Demos comienzo a nuestro proceso de re-despertar con unos cuantos conceptos simples: Los pensamientos se expanden cuando se comparten. Cuantos más creen en ellos, más poderosos se tornan. Todo es una idea. ¿Cómo, entonces, puede asociarse dar con perder?
3. Ésta es la invitación al Espíritu Santo. He dicho ya que puedo ascender hasta lo alto y hacer que el Espíritu Santo descienda hasta ti, mas sólo puedo hacer eso a instancia tuya. El Espíritu Santo se encuentra en tu mente recta, tal como se encontraba en la mía. La Biblia dice: "Que more en ti la mente que estaba en Cristo Jesús", y lo utiliza como una bendición. Se trata de la bendición de la mentalidad milagrosa. Te pide que pienses tal como yo pensé, uniéndote de esta manera a mí en el modo de pensar de Cristo.
4. El Espíritu Santo es la única parte de la Santísima Trinidad que tiene una función simbólica. Se le ha llamado el Sanador, el Consolador y el Guía. Se le ha descrito también como algo "separado", aparte del Padre y del Hijo. Yo mismo dije: "Si me voy os enviaré otro Consolador que morará con vosotros para siempre". Su función simbólica hace que Él sea difícil de entender, ya que todo simbolismo se presta a diferentes interpretaciones. Como hombre, y también como una de las creaciones de Dios, mi recto pensar, que procedió del Espíritu Santo o Inspiración Universal, me enseñó en primer lugar y ante todo, que esta Inspiración es para todos. Yo mismo no hubiese podido gozar de ella de no haber sabido esto. La palabra "sabido" es apropiada en este contexto porque el Espíritu Santo está tan próximo al conocimiento que lo evoca; o mejor dicho, facilita su llegada. He hablado anteriormente de la percepción elevada o "verdadera", que está tan próxima a la verdad que Dios Mismo puede salvar la diminuta brecha que hay entre ellas. El conocimiento está siempre listo para fluir a cualquier parte, pero no puede oponerse a nada. Puedes, por consiguiente, obstruirlo, pero jamás perderlo.
5. El Espíritu Santo es la Mente de Cristo, la cual es consciente del conocimiento que yace más allá de la percepción. El Espíritu Santo comenzó a existir como medio de protección al producirse la separación, lo cual inspiró simultáneamente el principio de la Expiación. Antes de eso no había necesidad de curación, pues nadie estaba desconsolado. La Voz del Espíritu Santo es la Llamada a la Expiación, es decir, a la restitución de la integridad de la mente. Cuando la Expiación se completa y toda la Filiación sane, dejará de haber una llamada a retornar. Pero lo que Dios crea es eterno. El Espíritu Santo permanecerá con los Hijos de Dios para bendecir las creaciones de éstos y mantenerlas en la luz de la dicha.
6. Dios honró incluso las creaciones falsas de sus Hijos porque ellos las habían hecho. Pero también bendijo a Sus Hijos con una manera de pensar que fuese capaz de elevar sus percepciones a tal altura, que casi pudieran llegar hasta Él. El Espíritu Santo es la Mente de la Expiación. Representa un estado mental lo suficientemente próximo a la Mentalidad-Uno como para que la transferencia a ella sea finalmente posible. La percepción no es conocimiento, pero puede ser transferida al conocimiento, o cruzar hasta él. Tal vez sea más útil en este caso utilizar el significado literal de la palabra "transferida", o sea "transportada", puesto que el último paso es Dios Quien lo da.
7. El Espíritu Santo -la Inspiración que toda la Filiación comparte- induce a una clase de percepción en la que muchos elementos son como los del Reino de los Cielos: En primer lugar, su universalidad es perfectamente inequívoca, y nadie que la alcance podría pensar ni por un momento que compartirla signifique cualquier otra cosa que no sea ganar. En segundo lugar, es una percepción que es incapaz de atacar, y, por lo tanto, es verdaderamente receptiva. Esto quiere decir que si bien no engendra conocimiento, tampoco lo obstruye en modo alguno. Finalmente, señala al camino que lleva a lo que está más allá de la curación que trae consigo, y conduce a la mente más allá de su propia integración, hacia los senderos de la creación. En este punto es donde se producen suficientes cambios cuantitativos para producir un verdadero salto cualitativo.