1. Recuerda que el Espíritu Santo es la Respuesta, no la pregunta. El ego siempre habla primero. Es caprichoso y no le desea el bien a su hacedor. Cree, y con razón, que su hacedor puede dejar de brindarle apoyo en cualquier momento. Si te desease el bien se alegraría de ello, tal como el Espíritu Santo se alegrará cuando te haya conducido de vuelta a tu hogar y ya no tengas necesidad de que Él te guíe. El ego no se considera a sí mismo parte de ti. En eso radica su error fundamental, la base de todo su sistema de pensamiento.
2. Cuando Dios te creó te hizo parte de Él. Por eso es por lo que el ataque no tiene cabida dentro del Reino. Hiciste al ego sin amor, y, por consiguiente, él no te ama. No puedes permanecer dentro del Reino sin amor, y puesto que el Reino es amor, crees estar privado de él. Esto le permite al ego considerarse a sí mismo algo separado y externo a su hacedor, y de ahí que hable en representación de la parte de tu mente que cree que tú estás separado y que eres algo externo a la Mente de Dios. El ego planteó entonces la primera pregunta que jamás se hizo, pregunta que él jamás podrá contestar. La pregunta: "¿Qué eres?" representó el comienzo de la duda. Desde entonces el ego jamás ha contestado ninguna pregunta, aunque ha hecho muchas. Las actividades más ingeniosas del ego no han hecho más que enmarañar la pregunta, pues dispones de la respuesta y el ego te tiene miedo.
3. No podrás entender el conflicto hasta que entiendas plenamente el hecho fundamental de que el ego no sabe nada. El Espíritu Santo no es el que habla primero, pero siempre contesta. Todo el mundo en uno u otro momento ha acudido a Él para de una u otra forma obtener ayuda, y Él ha contestado. Puesto que el Espíritu Santo responde de verdad, responde para siempre, lo cual quiere decir que todo el mundo dispone de la respuesta ahora mismo.
4. El ego no puede oír al Espíritu Santo, pero cree que parte de la mente que lo hizo está en su contra. Interpreta esto como una justificación para atacar a su hacedor. Cree que la mejor defensa es el ataque, y quiere que tú creas eso también. A no ser que lo creyeses no te podrías poner de su parte, y el ego tiene gran necesidad de aliados, aunque no de hermanos. Al percibir en tu mente algo ajeno a sí mismo, el ego hace del cuerpo su aliado porque el cuerpo no forma parte de ti. Esto hace del cuerpo el amigo del ego. Ésta es una alianza claramente basada en la separación. Si te pones de parte de esta alianza no podrás sino sentir miedo porque te estarás poniendo de parte de una alianza basada en el miedo.
5. El ego se vale del cuerpo para conspirar contra tu mente, y puesto que el ego se da cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente que no forman parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque conjunto. Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si te detienes a considerar lo que ello realmente implica. El ego, que no es real, trata de persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de aprendizaje; y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su mente recta lo cree.
6. Escucha, pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí Mismo. Eso es lo único que existe y lo único que es real. Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero.
7. En el Reino no hay ninguna duda acerca de lo que eres y de donde te encuentras. La duda no tiene cabida allí porque la primera pregunta jamás se planteó. Al haber sido por fin completamente contestada, nunca existió. Sólo el Ser vive en el Reino, donde todo mora en Dios con absoluta certeza. El tiempo dedicado a hacer preguntas en el sueño, ha dado paso a la creación y a su eternidad. Tú gozas de tanta certeza como Dios, pues eres tan real como Él, pero lo que antes gozaba de absoluta certeza en tu mente ha pasado a ser ahora únicamente la capacidad para gozar de ella.
8. El origen de las capacidades representó el principio de la incertidumbre porque las capacidades son logros en potencia, pero todavía no son logros. Tus capacidades son inútiles en presencia de los logros de Dios y de los tuyos propios. Los logros son resultados que ya se han alcanzado. Cuando son perfectos, las capacidades dejan de tener sentido. Es curioso que lo que es perfecto tenga ahora que ser perfeccionado. De hecho, eso es imposible. Mas recuerda que cuando te pones a ti mismo en una situación imposible crees que lo imposible es posible.
9. Debes desarrollar tus capacidades antes de poder usarlas. Esto no es cierto con respecto a nada que Dios creó, pero es la solución más benévola para lo que tú has fabricado. En una situación imposible puedes desarrollar tus capacidades hasta el punto en que ellas mismas te pueden liberar de tal situación. Dispones de un Guía que te muestra cómo desarrollarlas, pero no tienes otro jefe que tú mismo. Esto te pone a cargo del Reino, con un Guía para encontrarlo y los medios para conservarlo. Tienes un modelo a seguir que reforzará tu mando y nunca lo menoscabará en modo alguno. Por consiguiente, ocupas todavía el lugar central en tu imaginada esclavitud, lo cual de por sí demuestra que no eres un esclavo.
10. Te encuentras en una situación imposible únicamente porque crees que es posible estar en una situación así. Te encontrarías en una situación imposible si Dios te mostrase tu perfección, y a la vez te probase que estabas equivocado. Esto demostraría que los que son perfectos son incapaces de cobrar conciencia de su propia perfección, y reforzaría la creencia de que aquellos que lo tienen todo necesitan ayuda y son, por lo tanto, desvalidos. Éste es un tipo de "razonamiento" en que el ego se embarca. Dios, que sabe que Sus creaciones son perfectas, no las humilla. Eso sería tan imposible como la noción del ego según la cual él ha humillado a Dios.
11. Por eso es por lo que el Espíritu Santo jamás da órdenes. Dar órdenes implica desigualdad, y el Espíritu Santo demuestra que la desigualdad no existe. Ser fiel a una premisa que se ha aceptado es una ley de la mente, y todo lo que Dios creó es fiel a Sus leyes. Es posible también ser fiel a otras leyes, pero no porque las leyes sean ciertas, sino porque tú las promulgaste. ¿De qué te serviría que Dios te probase que has pensado de forma demente? ¿Podría Dios perder Su propia certeza? He dicho frecuentemente que eres lo que enseñas. ¿Querrías que Dios te enseñase que has pecado? Si Él confrontase al ser que fabricaste con la verdad que Él creó para ti, ¿cómo no ibas a tener miedo? En ese caso dudarías de tu mente recta, que es el único lugar donde puedes encontrar la cordura que Él te dio.
12. Dios no enseña, pues enseñar implica una insuficiencia que Dios sabe que no existe. Dios no está en conflicto. El propósito de enseñar es producir cambios, pero Dios sólo creó lo inmutable. La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. La voz del ego surgió entonces como una forma de comunicación estridente y áspera. Esto no podía alterar la paz de Dios, pero sí podía alterar la tuya. Dios no la acalló porque erradicarla habría sido atacarla. Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. Él simplemente dio la Respuesta. Su Respuesta es tu Maestro.