1. Dije antes que el Espíritu Santo es la Respuesta. Él es la Respuesta a todo porque conoce la respuesta a todo. El ego no sabe lo que es una verdadera pregunta, si bien plantea un sinnúmero de ellas. Mas tú puedes aprender lo que es una verdadera pregunta a medida que aprendas a poner en duda el valor del ego, y desarrolles así tu capacidad para evaluar sus preguntas. Cuando el ego te tiente a enfermar no le pidas al Espíritu Santo que cure al cuerpo, pues eso no sería sino aceptar la creencia del ego de que el cuerpo es el que necesita curación. Pídele, más bien, que te enseñe cómo percibir correctamente el cuerpo, pues lo único que puede estar distorsionado es la percepción. Sólo la percepción puede estar enferma porque sólo la percepción puede estar equivocada.
2. La percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferentes de como son. La realidad de todas las cosas es totalmente inocua porque la condición de su realidad es la inocuidad total. Ésa es también la condición de la conciencia que tienes de su realidad. Tú no tienes que buscar la realidad. La realidad te buscará y te encontrará cuando satisfagas sus condiciones. Sus condiciones son parte de lo que ella es. Y esa parte es lo único que depende de ti. El resto tiene lugar por su cuenta. Necesitas hacer tan poco, porque tu parte, aunque pequeña, es tan poderosa que te brindará la totalidad. Acepta, por lo tanto, la pequeña parte que te corresponde y deja que la totalidad sea tuya.
3. La plenitud cura porque es algo propio de la mente. Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar. Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. Ésta es una forma patética de tratar de no ver inutilizando la facultad de ver. "Descansa en paz" es una bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de dormir. Dormir es aislarse; despertar, unirse. Los sueños son ilusiones de unión porque reflejan las nociones distorsionadas del ego con respecto a lo que significa unirse. El Espíritu Santo, no obstante, aprovecha también el tiempo que pasas durmiendo, y puede, si se lo permites, utilizar los sueños que tienes mientras duermes para ayudarte a despertar.
4. La manera en que te despiertas indica cómo usaste el tiempo que pasaste durmiendo. ¿A quién se lo ofreciste? ¿Bajo que maestro lo pusiste? Siempre que te despiertas desanimado es que no se lo ofreciste al Espíritu Santo. Sólo cuando te despiertas feliz utilizaste el tiempo que pasaste durmiendo en armonía con Su propósito. Dormir puede ciertamente "drogarte" si lo usas indebidamente en favor de la enfermedad. Dormir no es una forma de muerte de la misma manera en que la muerte no es una forma de inconsciencia. La inconsciencia total es imposible. Puedes descansar en paz debido únicamente a que estás despierto.
5. La curación es la liberación del miedo a despertar, y la substitución de ese miedo por la decisión de despertar. La decisión de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curación supone la substitución del miedo por el amor. El Espíritu Santo no puede distinguir entre distintos grados de error, pues si enseñase que una forma de enfermedad es más grave que otra, estaría enseñando que un error puede ser más real que otro. Su función es distinguir únicamente entre lo falso y lo verdadero, y reemplazar lo falso por lo verdadero.
6. El ego, empeñado siempre en debilitar a la mente, trata de separarla del cuerpo en un intento de destruirla. Mas en realidad cree que la está protegiendo. Esto se debe a que cree que la mente es peligrosa, y que privarte de ella es curarte. Pero privarte de tu mente es imposible, puesto que eso significaría destruir lo que Dios creó. El ego detesta la debilidad, si bien trata por todos los medios de inducirla. El ego desea únicamente lo que odia. Para el ego eso es perfectamente lógico. Y puesto que cree en el poder del ataque, el ego quiere atacar.
7. La Biblia te exhorta a que seas perfecto, a que sanes todo error, a que no te preocupes por el cuerpo por el hecho de que sea algo separado, y a que hagas todo en mi nombre. Mas no se trata solamente de mi nombre, pues nuestra identidad es una identidad compartida. El Hijo de Dios sólo tiene un Nombre, y se te exhorta a que lleves a cabo obras amorosas porque compartimos esa unicidad. Nuestras mentes son íntegras porque son una. Si estás enfermo te estás aislando de mí. Mas no te aíslas únicamente de mí, sino que te aíslas de ti y de mí.
8. Seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que este curso es muy práctico, y de que lo que dice es exactamente lo que quiere decir. Yo no te pediría que hicieses algo que tú no puedes hacer, y es imposible que yo pudiese hacer algo que tú no puedas hacer. Teniendo esto en cuenta, y teniéndolo en cuenta muy literalmente, nada puede impedir que hagas exactamente lo que yo te pido, y todo te exhorta a que lo hagas. Yo no te impongo límites porque Dios no te impone ninguno. Cuando te limitas a ti mismo, no somos de un mismo sentir, y eso es lo que es la enfermedad. La enfermedad, no obstante, no es algo que se origine en el cuerpo, sino en la mente. Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está aceptando un propósito unificado.
9. La única manera, por lo tanto, en que el Espíritu Santo cura es unificando propósitos. Esto se debe a que dicha unificación es el único nivel en el que la curación tiene sentido. Re-establecer el significado en un sistema de pensamiento caótico es la manera de sanarlo. Tu tarea consiste únicamente en satisfacer las condiciones del significado, puesto que el significado en sí es de Dios. Por otra parte, tu retorno al significado es esencial para lo que Dios significa porque tu significado es parte de Su significado. Tu curación, por lo tanto, es parte de Su salud, puesto que es parte de Su Plenitud. Él no puede perder Su Plenitud, pero es posible que tú no la conozcas. Con todo, Su Voluntad sigue siendo que tú la conozcas, y Su Voluntad impera para siempre y en todas las cosas.