Agradecimientos

Deseo dar las gracias a todas las personas que han participado en parte de la escritura de este libro y apoyado mi trabajo. A mi agente Ned Leavitt, quiero expresarle mi más profunda gratitud por guiarme en este proyecto y por ser una persona de tanta integridad y pericia. A Leslie Mcredith, responsable de la edición del libro, le estaré eternamente agradecida por muchas cosas: su infinito optimismo, su fino talento, y su espíritu acogedor y humanitario. Pero sobre todo, siempre tendrá un lugar en mi corazón debido a su capacidad para entender la visión que yo necesitaba dar en este libro, especialmente teniendo en cuenta que le di otra orientación a mitad del manuscrito y ella fue capaz de aceptar la idea; admiro enormemente su naturaleza estudiosa y su auténtica dedicación para hacer llegar al público el trabajo de los autores, incluido el mío. Doy también las gracias a Karin Wood, ayudante de redacción, por sus amables palabras y su inmensa eficiencia. También estoy profundamente endeudada con Janet Biehl por su extraordinaria pericia como correctora. Y a mi correctora personal, Dorothy Mills, le dedico todo mi amor y gratitud, tanto por su ayuda profesional como por su amistad. Dorothy se ha convertido en una fuente de fuerza y optimismo para mí, y siempre le agradeceré al destino el habernos presentado hace tantos años.

El doctor Norman Shealy ha sido mi colega en la investigación durante más de diez años. Es también uno de mis más queridos amigos, confidente, consejero y guía. No creo que estuviese haciendo este trabajo ahora si él no hubiera entrado a formar parce de mi vida. Decir gracias no es suficiente para expresar lo que siento por todo lo que me ha dado. Extiendo mi más cariñoso agradecimiento a su maravillosa esposa, Mary-Charlotte, que se ha convertido en una querida amiga y en parte integrante de nuestro trabajo. Y a Roberta Howard, nuestra eficiente secretaria Virgo, mi sincera gratitud por todo lo que hace para ayudarnos en nuestro trabajo.

Mi vida está llena de amigos a los que quiero y admiro, y cuya vida y trabajo han sido una constante fuente de inspiración para mí. La doctora Christiane Northrup, excelente médica y escritora, me pidió que trabajara con ella hace cinco años. Desde entonces hemos continuado aprendiendo juntas y en ella he encontrado una fuente inagotable de humor y energía, así como de consagración a la medicina holística.

Joan Borysenko ha conmovido profundamente mi corazón con sus constantes palabras de aliento y apoyo a mi trabajo, sentimiento que es mutuo. La doctora Mona Lisa Schulz, mujer visionaria e inteligentísima, me ha dado valor cuando más lo he necesitado y me ha enseñado mucho sobre el camino de la curación. Ron Roth, dotado sanador, y Paul Fundson, querido amigo, han sido la piedra angular de mi apoyo espiritual, y siempre agradeceré su presencia en mi vida, sobre todo durante los momentos oscuros, que han sido muchos en estos dos últimos años.

Conocí a Clarissa Pinkola Estés poco antes de comenzar este libro. He encontrado en ella a una amiga para toda la vida y le estaré siempre agradecida por su ingenio, sabiduría, talento y profundidad de espíritu, así como por el vínculo de fe que compartimos en nuestra herencia espiritual. Y a Tami Simón, la fundadora de Sounds of True Re-cording, le envío un torrente infinito de gratitud y cariño por su apoyo a mi trabajo, por su amistad, por su espíritu honrado y por su naturaleza generosa.

También quiero hacer llegar mi gratitud a Elmer Green, el "padre" del movimiento Biofeedback, que ha sido el asesor experto de este proyecto. El doctor Green es conocido internacionalmente por sus aportaciones al campo de la conciencia humana, y considero un honor haber contado con su apoyo a mi trabajo durante estos años.

Nancy W. Barlett, bruja de la informática, acudió continuamente en mí rescate durante la redacción de este libro. Desde el fondo del corazón le agradezco sus muchos viajes a mi casa y su paciencia con mi falta de habilidad y mi incapacidad para aprender a utilizar un ordenador. Y doy las gracias al maravilloso equipo de Danny's Deli por proveerme de mi ración diaria de capuchino sin canela. Jamás sabréis lo mucho que me ayudó vuestra amabilidad y hospitalidad para sentirme nuevamente en casa en el barrio donde me crié.

A M. A. Bjorkman, Rhea Baskin, Carl Simmons, Ka-thalin Walker y el resto del equipo de The Confercnce Works, todo mi amor; en vuestra organización he encontrado una clase de esmero que me ha conmovido más de lo que puedo expresar; trabajar con vosotros es más que un placer, no sólo por vuestra auténtica preocupación por mí bienestar, sino también por vuestro honor e integridad como socios de negocios. Sois una bendición en mi vida.

Y a tantos de mis queridos amigos, que siempre han sido tesoros en mi vida, tesoros que he agradecida especialmente mientras escribía este libro, os estoy eternamente agradecida: Eileen Kee, Susie Marco, Kathy Musker, reverenda Suzanne Fageol, David Luce, Jim Garrison, Pcnny Tompkins, Lynn Bell, Carole Dean, Carol Hasler, Ron Roth, Paul Fundsen, Tom Williams, Peter Brey, Kaare Sorenson, Kevin Todesbi, John May, Sabine Kurjo, Siska Pohthoff, Judy Buttncr, Paula Dalco, Fred Matzer, DeLacy Sarantos y tantos otros que hacen de mi vida un exquisito tapiz de amistad.

También hago llegar un infinito torrente de gratitud a las innumerables personas que apoyan mi trabajo asistiendo a mis seminarios y charlas. No hay palabras que puedan expresar la gratitud que siento por todos vosotros, que habéis desempeñado un papel importantísimo al ayudarme a perfeccionar mi trabajo. Sin vuestro entusiasmo y comentarios, preguntas y respuestas, no habría tenido el estímulo para continuar desarrollando y enseñando esta materia.

Y a las muchas personas que he desatendido durante estos dos últimos años, debido a una agenda que me ha impedido contestar cartas y llamadas telefónicas, mis más sinceras disculpas.

Sin embargo, principalmente deseo agradecer el cariño y apoyo que siempre he recibido de mi familia, sobre todo de mi querida madre. Considero a mi madre una de las bendiciones directas de Dios en mi vida. Su esmero, amor, fuerza de carácter, corazón sin fondo e ilimitada energía me han ayudado muchísimo, no sólo para escribir este libro, sino para sanarme. Siempre ha abierto su corazón a mis ideas, por extremistas que fueran. Con qué cariño recuerdo las ocasiones en que hablamos de mis nuevas ideas sobre Dios cuando estaba estudiando, a veces hasta altas horas de la noche. Jamás me desanimó en mi búsqueda de la verdad. Y su papel de modelo como mujer que conoce el poder íntimo de la fe todavía me estimula. Mi hermano Edward, su esposa Amy y sus hijos Rachel, Sarah y Eddie, llenan mi vida de alegría, igual que sus sobrinas Angela y Allison, mi sobrino Joey, mi cuñada Mary Pat y mi hermano Joseph. Estas maravillosas personas me han ayudado a pasar épocas muy difíciles. Saber que todos formáis parte de mi vida eternamente me hace agradecer estar viva. Todos sois un "hogar" para mí.

Y a mis queridos primos, a quienes quiero tanto, gracias por apoyarme y alentarme siempre, aun cuando sé que la mitad del tiempo no teníais ni idea de lo que estaba haciendo. Simplemente, es fabuloso saber que creísteis en mí incondicionalmente. Y a Marilyn y Mitch, Clrissy y Richie, Pam y Andy, Wanda, padre Len, tía Virginia y todo el resto, incluida mi maravillosa tía Gen, que hace poco nos dejó para ir al cielo, todo mi cariño. Agradezco muchísimo que nos tengamos los unos a los otros.