Epicteto: Conquista tu libertad interior

Imagina una ciudad rodeada de montañas y valles fértiles sembrados de granjas. En una colina a la derecha está el Partenón, un templo imponente. Dentro se cobija la estatua de la diosa Atenea, que protege la ciudad que lleva su nombre, la más importante de la Grecia antigua.

En el centro de Atenas hay un mercado al que llegan personas de todo el mundo para comerciar, pero también para discutir, conversar, protestar y estudiar. A ese mercado lo llaman «ágora», y es el centro de la vida comercial, política, religiosa y administrativa de la ciudad. Si salimos a recorrer sus callejuelas, veremos médicos que atienden a enfermos, barberos que afeitan a los hombres, esclavos en venta junto a tinajas y vasijas de barro que almacenan grano, aceite, vino y agua... En un rincón, bajo unas columnas pintadas de colores, se reúne un grupo de filósofos que dan clase a todo el que quiera escucharles. Hombres o mujeres, esclavos y hombres libres, griegos o bárbaros, cualquiera puede curiosear, preguntar, escuchar, debatir y aprender con ellos. Este grupo se autodenomina «estoico», una rama de la filosofía que nació unos siglos antes de Cristo durante las invasiones bárbaras de las ciudades griegas.

Como su forma de pensar surgió en circunstancias particularmente complicadas, los estoicos desarrollaron estrategias que los ayudaban a enfrentarse al caos y a las dificultades. Y como la vida sigue presentando retos en todas partes y en todo el mundo, sus enseñanzas hoy en día siguen resultando muy interesantes.

Los estoicos querían mantener la calma e intentar seguir siendo razonablemente felices en situaciones difíciles. ¿Cómo lo conseguían? Vamos a descubrirlo con uno de los estoicos más conocidos de todos los tiempos: Epicteto.

En principio, nada hacía pensar que Epicteto fuese a convertirse en un gran pensador. Su propio nombre significa «adquirido», porque este futuro filósofo nació esclavo. Su primer dueño lo torturaba, y lo dejó cojo para siempre al romperle una pierna a golpes de una manera muy cruel. Sin embargo, Epicteto tuvo algo más de suerte con su segundo dueño, porque este le permitió estudiar. Aun así, a lo largo de toda su vida Epicteto se en-frentó a circunstancias pésimas: como esclavo, carecía de libertad y era maltratado. Como filósofo, lo amenazaban constantemente con la cárcel o la muerte. ¿Qué podía hacer? ¿Cuál de estas respuestas es la acertada?

  1. Epicteto tiró la toalla y murió joven.
  2. Epicteto vivió, pero lo hizo desconfiado y amargado.
  3. Epicteto quería vivir lo mejor posible, así que buscó la forma de conseguirlo.

Si la respuesta acertada fuese la 1 o la 2, Epicteto habría sido un esclavo infeliz y maltratado y olvidado. No estaríamos hablando de él. Como la respuesta adecuada es la 3, Epicteto es ahora un ejemplo de cómo superar la adversidad, y sus enseñanzas han sobrevivido al paso del tiempo. Más aún: el estoicismo inspiró una de las principales escuelas de psicología moderna, la terapia cognitivo-conductual (TCC), uno de los núcleos de la psicoterapia occidental.

Así que Epicteto logró sobreponerse a sus desdichas. ¿Cómo lo hizo?

Se enfrentó a sus problemas de una forma racional, basándose en una sencilla observación:

«ALGUNAS COSAS DEPENDEN DE NOSOTROS Y OTRAS NO».

Le pareció tan oportuna esta frase que la apuntó en la primera página de su principal obra, el Enquiridion o Manual. Y a partir de ahí, empezó a buscar qué principios podrían ayudarlo a ponerla en práctica.

Lo primero que hizo fue clarificar qué cosas podía controlar y cuáles no. Para ello, hizo una lista:

«LISTA DE LAS COSAS QUE NO CONTROLO».