Epicuro: Elige ser feliz

Epicuro resultó revolucionario en su época por esta idea tan sencilla: «¿Por qué retrasas tu felicidad? ¡Haz la elección radical de la felicidad!». Para ello, decía, debemos ejercitarnos en aquello que nos trae la felicidad, que nos hace sentir bien.

El mensaje de Epicuro era sencillo: disfruta de esta vida y no te preocupes de lo que venga después de la muerte. Algo en apariencia tan simple resultó revolucionario y liberador para muchas personas, en su época y más allá. El propio presidente norteamericano Thomas Jefferson, que se consideraba un epicúreo, consiguió incluir la búsqueda de la felicidad en la Declaración de Independencia de Estados Unidos.

El mensaje de que la búsqueda de la felicidad no es utópica y es un reto diario sigue igual de vigente hoy día.

¿Cómo lograrlo?

Aquí está el meollo de la cuestión: aunque la historia tiende a retratar a Epicuro como un hombre ávido de placeres, la realidad es que el placer, para él, era una búsqueda sobria y reflexionada. ¿Por qué?

De entrada, ningún placer es malo, afirma nuestro filósofo, pero cuidado: si las cosas que te dan placer implican molestias mayores que los propios placeres, ¡no merecen la pena! Así que «examina tus placeres y mira cuáles son necesarios y cuáles no lo son». En otras palabras: sopesa las ventajas de un placer contra sus desventajas.

Por ejemplo, las bebidas alcohólicas, en exceso, ya no son placer, son dolor. Para el epicúreo, el placer es ante todo ausencia de dolor en cuerpo y alma. Así que, para maximizar su felicidad, prefiere los placeres fáciles de conseguir y que no causen problemas.

Querer sentir placer es un instinto natural, pero ¿debemos correr tras todo aquello que enciende los centros del placer del cerebro? Epicuro nos dice que debemos más bien desarrollar el conocimiento y la sabiduría de saber qué placeres son buenos para nosotros, para no caer en la dependencia o la adicción. Así, decía, «no tendrás que temer a la fortuna».

Epicuro sospechaba que los humanos somos torpes a la hora de elegir la felicidad y muy buenos amargándonos la vida. Y una vez más, como suele ocurrir con los filósofos griegos, esta intuición está enraizada en la realidad. ¿Por qué? Porque el cerebro programado para sobrevivir de los humanos no tiene como prioridad tu felicidad, sino tu supervivencia, y por ello, se fija, agranda y memoriza mejor lo negativo que lo positivo. ¡Y esa es una razón de peso por la que nos cuesta elegir la felicidad a diario! Como dice el psiquiatra Daniel Siegel, «el cerebro humano es teflón para lo positivo y velcro para lo negativo».

Por ello, Epicuro nos dice: olvida el pasado, no lo arrastres contigo. ¿Por qué vas a ser infeliz ahora, simplemente porque lo fuiste hace un tiempo? ¿Tus padres fueron malos padres? ¿No has podido tener algo que querías? ¿Un amigo te ha hecho daño? No sigas sufriendo por ello, ¡vuelve al presente!