John Gottman: Necesitamos a los demás

«Ningún hombre es una isla; cada hombre es un trozo del continente, una parte del todo», decía el poeta John Donne en el siglo XVII. A lo largo de la historia, poetas, escritores, médicos, músicos e incluso místicos han descrito y cantado la fuerza del amor en la vida de los humanos. A partir del siglo XX, también los científicos se han volcado sobre esta dimensión de nuestra vida que tanto tiempo nos ocupa y tanto sufrimiento y alegría nos provoca. Tanto que los más recientes estudios destacan de forma universal que el amor en su aceptación más amplia —nuestras relaciones con los demás— es sin duda el elemento más determinante no solo en nuestro bienestar emocional, sino también en nuestra salud física, nuestra salud mental, nuestra memoria, nuestra longevidad... Una buena relación —que no tiene por qué ser necesariamente de pareja— tiene un impacto sin igual en nuestras vidas; y una relación insatisfactoria es, por el contrario, tremendamente tóxica. Nos necesitamos por encima de todo para ser felices.

¿Cómo aprendemos a cuidar y mantener una relación satisfactoria con otro ser humano? Contestar a esta pregunta es sin duda un logro importantísimo pero difícil, aunque puede serlo mucho menos si tenemos un poco de ayuda científica. Contamos para ello con un guía de excepción, el psicólogo John Gottman, que ha dedicado cincuenta años de su vida a estudiar el amor, especialmente el amor de pareja, que puede en este caso servirnos de referencia para el resto de nuestras relaciones con los demás: hijos, padres, amigos...

La meta de Gottman ha sido descubrir y divulgar herramientas y claves para que las personas puedan cuidar de sus relaciones de forma óptima. Para ello, ha desarrollado un modelo matemático muy preciso que le ayuda a diagnosticar la calidad de una relación de pareja. ¿Cómo lo hace? Imagina que eres paciente del doctor Gottman.

Llegas a la consulta con tu pareja. Os quedáis solos en una sala durante quince minutos. Al cabo de este tiempo, os van a poder predecir con más del 90 por ciento de posibilidades de acierto si os vais a divorciar en los próximos cinco años. ¿Cómo lo han hecho? Han analizado vuestra relación a través de la observación minuciosa de vuestras expresiones faciales, corporales, palabras, gestos... Han contado el número de interacciones positivas —el interés que mostramos por el otro, preguntarle cosas, ser cariñoso...— y negativas —las críticas, la ira, la hostilidad, los sentimientos heridos...— y han comparado los números. Las parejas que mejor se llevan y que perduran intercambian unas cinco interacciones positivas por cada interacción negativa. Se llama «la ratio mágica» de las relaciones de pareja. Las parejas tienen muchas más posibilidades de éxito cuando experimentan un equilibrio entre interacciones positivas y negativas de 5 a 1, mientras que si el equilibrio se acerca al 1 a 1, tienen más probabilidades de separarse.

¿Cuáles son los elementos esenciales en una buena relación? «El respeto, la admiración y el afecto son esenciales en todas las relaciones que funcionan, y el desprecio las destruye. El desprecio es el ácido sulfúrico del amor. Los matrimonios

felices están basados en una amistad profunda, respeto mutuo y disfrute de la compañía del otro», afirma Gottman.

¿Cómo puedo mostrar este respeto y afecto a mi pareja? ¡No reserves tu afecto para las grandes ocasiones! El romance se mantiene vivo cada vez que haces o dices algo sencillo que a tu pareja la hace sentirse valorada durante la rutina diaria.

Necesitamos que nuestra pareja, nuestros padres y amigos nos digan y nos muestren que nos quieren a menudo, no de forma excepcional. Así que «nunca te canses de hacer pequeñas cosas para tu pareja», aconseja Gottman. «Son las cosas pequeñas que hacemos a menudo que marcan la diferencia.»

Otro mito en las relaciones humanas es que si lográsemos resolver todos nuestros problemas seríamos felices. ¡Y no es así!, nos advierte el doctor Gottman. Sabemos que el éxito o el fracaso de una pareja no depende de si tienen conflictos, sino decómo gestionan sus conflictos cuando estos se producen.

Curiosamente, los estudios de Gottman revelan que las parejas que mejor se llevan no son las que evitan los conflictos, sino al revés, las que tienen una baja tolerancia hacia la negatividad. Es decir, una pareja sólida no «aguanta» los problemas, sino que se preocupa por resolver, reparar y compensar lo antes posible las emociones negativas y los desencuentros que se puedan generar a lo largo del día.