Dice el Dr. Lair Ribeiro que una de las conquistas que más marcarán al ser humano en las próximas décadas serán la ampliación de los poderes de la mente y que esos cambios no caerán del cielo ni llegarán a todos al mismo tiempo porque en realidad no llegan; los provocan las personas...
El hombre vive según piensa. Las sociedades son el reflejo de los pensamientos de los hombres que las componen.
El pensamiento es una forma de energía que no se atiene a las leyes de la física y sin embargo es capaz de producir alteraciones fisicoquímicas en nuestro organismo. Si enviamos un mensaje mental claro al cuerpo, éste hará exactamente lo que nuestro cerebro le mande.
Acordémonos del cuento de Peter Pan, cuando se le había olvidado volar y alguien le dice que para volver a hacerlo tiene que tener un pensamiento alegre.
La mente es el instrumento más poderoso que poseemos para nuestra supervivencia. Es la herramienta con la que se programa la computadora biológica del cerebro y está dispuesta por la naturaleza para obedecer y hacer que los programas se cumplan. Pero creemos estar desconectados de la mente que, dentro de nosotros, decide si envejecemos, enfermamos o morimos.
Todas y cada una de las células del cuerpo tienen mente. El cuerpo seguirá exactamente los mandatos de la mente. Hoy ya se sabe a ciencia cierta que el cuerpo mental controla al cuerpo físico. Está demostrado que podemos alterar conscientemente nuestro ritmo cardíaco, nuestra temperatura corporal etc.
Todos los bienes y los males de nuestra vida dependen de cómo utilicemos el poder creador del pensamiento, al que no se escapa ninguno de nuestros mecanismos biológicos. No hay nada en nosotros que esté fuera de la órbita de la influencia mental. Pero si no se sabe utilizar apropiadamente, –como desgraciadamente nos sucede– estaremos creando, con la máxima energía de poder, aquello que no nos conviene; pues con cada pensamiento se pone en marcha una respuesta biológica a nivel físico y psicológico, material y espiritual, activándose en el cerebro un programa mucho más complejo que influye en el equilibrio del sistema nervioso vegetativo, actuando sobre el complejo sistema endocrino y en la producción de hormonas, estimulándose o frenando el metabolismo. Y es que el cerebro rige la bioquímica del cuerpo por encima de todos los conocimientos o desconocimientos conscientes que tengamos al respecto.
Luego, si ya sabemos que nuestra mente condiciona nuestra existencia, es fácil comprender que el método que presento aquí, tiene, forzosamente, que dar resultados positivos, pues lo que haremos a través de él es impedir el bloqueo energético que se produce con los procesos de pensamiento nocivo; de tal manera que, en cuanto descubrimos un malestar emocional, éste, –que se relaciona casi siempre con una carga emocional subyacente, a la que, por estar oculta, no tenemos acceso directo– gracias a la observación de los síntomas de incomodidad, desagrado, malestar, rabia, etc., podrá ser eliminado.
¿Pero, cómo puedo transformar mi pensamiento para gustarme, quererme, dejar de preocuparme...? No hemos de transformar nada, la transformación se producirá por sí sola, a medida que vayamos incorporando a nuestra vida la práctica de ser conscientes de lo que sentimos, de que la Energía está siempre a nuestra disposición para ser utilizada y utilizarla.
En el hemisferio derecho de nuestro cerebro, todos estamos recibiendo continuamente indicaciones sobre la forma correcta de proceder. Pero nuestra mente lineal –hemisferio izquierdo– está demasiado ocupada en otras cosas como para prestar atención y concentrarse en esas indicaciones.
No debemos utilizar la mente para protegernos de los sentimientos dolorosos que podamos temer, pues ocultándonos no resolveremos nada. Debemos usar nuestro poder mental para aceptar que las emociones necesitan ser tratadas con Amor y no solamente con la energía mental del razonamiento y mucho menos con la imposición.
Con esta técnica no tendremos que prohibirnos ni impedirnos ninguna manifestación emocional que consideremos nefasta, sino que tendremos que aceptarla y tratarla con la Energía de Amor que, al ser de una vibración superior, elevará a cualquier otra de índole inferior, desactivando con ello su poder nocivo.
Tenemos que mejorar en todo lo posible el conocimiento de nosotros mismos y de nuestras propias capacidades para aumentar el nivel de nuestra vida y el valor de nuestras motivaciones, de esa manera llegará el momento en que llevaremos el completo control sin necesidad de vigilar continuamente y nuestra mente solamente se moverá entre dos bloques de pensamiento: el de nuestro trabajo con la Energía, que irá disminuyendo progresivamente, y el que no necesita de ese trabajo, que irá en aumento. Esto significa que nuestra mente seleccionará continuamente, sin que nos lo propongamos, haciéndonos, con ello, constantemente conscientes de lo que se nos pasa por la cabeza. De esa manera se eliminarán infinidad de pensamientos inútiles y repetitivos que antes la ocupaban, siendo sustituidos por creatividad y lucidez y dando paso a un aumento de capacidad intelectual que antes se aminoraba a consecuencia del bloqueo energético que nos condicionaba.
Pero llegará otro momento en que pasaremos a una fase mucho más avanzada y fructífera. Será cuando absolutamente ninguna molestia mental ni física nos impida “ser” lo que realmente somos. Desdichadamente para eso no dispongo de ninguna definición por ser un estado sublime e inefable que cada uno debe experimentar por sí mismo y a su manera, (aunque sólo sea momentáneamente) para convertirlo en su necesario objetivo.
El conocimiento de que el cuerpo emocional controla nuestra mente es una clave esencial. De lo contrario nos hallaremos a merced del cualquier sentimiento porque éste controlará irremisiblemente nuestro pensamiento. Si reconocemos una emoción pero nuestra mente, por otro lado, está diciendo que eso no encaja en nuestro mundo, nos rendiremos a esa conclusión porque la interpretamos como un acto de supervivencia. Pero al saber que nuestra mente está subordinada al cuerpo emocional podremos abrirnos a nuestro Yo superior para dar paso a la única Energía que puede disolver todo conflicto.
Es necesario que, como especie, salgamos del plano de la mera supervivencia para adentrarnos en el de la creatividad y la libertad total. Y que rompamos los patrones del pasado que nos impiden avanzar hacia la iluminación, y permiten que las emociones continúen dirigiendo las experiencias repetitivas, en lugar de liberarnos de ellas. Es por eso que el ser humano únicamente prospera en cuanto a ciencia y tecnología; en el plano emocional, estamos como hace milenios.
Y es que nuestro poderoso cuerpo emocional no quiere que cambiemos, ni está interesado en que seamos felices; únicamente aspira a regrabar y repetir los repertorios que ya contiene. Al cuerpo emocional le gustan más las personas que no nos aman porque las que nos aman le aburren; le gusta la seducción y el juego. Es destructivo porque nos aleja de nosotros mismos. Pero cuando el cuerpo emocional empieza a diluirse experimentamos un profundo cambio, nuestras relaciones cambian y nuestra vida también. Y nadie excepto nosotros puede hacer que eso se produzca.
Al trabajarnos con la Energía del Amor cada vez estaremos menos sometidos por las emociones y más regidos por nuestro Yo superior, que colaborará para que nos desenganchemos de las experiencias que ya no precisamos para evolucionar.
Tenemos que ir más allá de usar sólo el diez por ciento de nuestro cerebro. No podemos seguir conformándonos con una proporción tan pequeña. Tenemos que aprender a usar nuestro cerebro holográficamente para irradiar armonía en nuestro entorno y hasta fuera de él. No tendremos que hacer nada especial, sólo tenemos que aceptar que somos multidimensionales y decir: «Mi Yo superior: guíame». Eso será suficiente. Y no tiene nada de mágico o milagroso, es algo natural para lo que la composición de nuestro ser está preparada. Cuanto más lo pidamos, con mayor claridad lo captaremos.
Si nos ponemos en situación de permitir la sabiduría, de permitir que la mente y el cuerpo cumplan su función natural, por ley cósmica, podremos expandirnos, pues cualquier tipo de vida se dirige siempre hacia la perfección. Por eso hemos de ser conscientes y aceptar que nuestra vida ha de moverse siempre en la dirección de la perfecta salud, la correcta nutrición, la bondad y la globalización. La constricción es un espejismo creado por nosotros, no por la vida.
El Dr. E. Sarno, en su libro ”Libérese del dolor de espalda” expone una muy interesante teoría respecto a cómo nuestra mente reacciona ante las emociones desviando nuestra atención hacia el cuerpo físico. Según él, parece ser (y esto lo afirma después de muchos años de experimentación con sus pacientes) que nuestra mente cuando se “ve superada” por una excesiva presión emocional, pone en marcha un mecanismo interno que hace que alguna parte del cuerpo nos duela. Con esto trata de conseguir que desviemos la atención del problema emocional y la dirijamos al cuerpo. Si este mecanismo de “defensa” logra su objetivo, la mente lo seguirá utilizando una y otra vez para impedir que caigamos en un peligroso desequilibrio mental que, lógicamente para nuestra integridad global, tiene prioridad con respecto al desequilibrio físico.
Él afirma que este mero conocimiento es de vital importancia para no “seguirle el juego” a la mente inconsciente y darle ordenes conscientes de cómo ha de comportarse ante situaciones emocionales de especial dificultad. Pues con el simple hecho de saberlo ya estaremos utilizando nuestro poder consciente de control, para no ser arrastrados por ordenes inconscientes.
Él asegura también, tener un altísimo porcentaje de éxito con pacientes que llevaban muchos años con diversos dolores musculares (hasta personas totalmente imposibilitada) con el único tratamiento de impedir poner la atención en el dolor físico y por el contrario atender sus problemas emocionales.
Esta teoría coincide con este método. Pues si ponemos nuestra atención en enviar energía al conflicto emocional causante de que la mente se vea obligada a provocar una dolencia física, estaremos consiguiendo deshacer esa estrategia mental y, consecuentemente, el problema físico.
Pero no olvidemos que si pretendemos que nuestras emociones no dominen nuestra vida no podremos conseguirlo solamente con el poder de la mente. Además, necesitamos el del Amor.