II. Los milagros y la percepción verdadera

1. He afirmado que los conceptos básicos a los que este curso hace referencia no admiten grados. Algunos conceptos fundamentales no pueden entenderse en función de sus opuestos. Es imposible concebir la luz y la obscuridad, o todo y nada, como posibilidades compatibles. Estos conceptos son o completamente verdaderos o completamente falsos. Es esencial que te des cuenta de que tu pensamiento seguirá siendo errático hasta que te comprometas firmemente con la luz o con la obscuridad. No obstante, un compromiso firme con la obscuridad o con la nada, es imposible. No hay nadie que haya vivido que no haya experimentado alguna luz o alguna cosa. Nadie es capaz, pues, de negar completamente la verdad, aunque piense que puede.

2. La inocencia no es un atributo parcial. No es real hasta que es total. Los que son parcialmente inocentes a veces tienden a actuar neciamente. Su inocencia no pasa a ser sabiduría hasta que no se convierte en un punto de vista de aplicación universal. La percepción verdadera, o percepción inocente, significa que nunca percibes falsamente y que siempre ves correctamente. Dicho de una manera más llana, significa que nunca ves lo que no existe y siempre ves lo que sí existe.

3. Cuando no tienes confianza en lo que alguien va a hacer, estás dando testimonio de tu creencia de que esa persona no está en su mente recta. Difícilmente puede ser ése un marco de referencia basado en el milagro. Esa falta de confianza produce asimismo el efecto desastroso de negar el poder del milagro. El milagro percibe todo tal como es. Si lo único que existe es la verdad, lo único que la mentalidad recta puede ver es perfección. He dicho que sólo lo que Dios crea o lo que tú creas con la misma Voluntad existe realmente. Eso es, pues, lo único que los inocentes pueden ver. Los inocentes no adolecen de una percepción distorsionada.

4. Tienes miedo de la Voluntad de Dios porque has usado tu mente, que Él creó a semejanza de la Suya Propia, para crear falsamente. La mente sólo puede crear falsamente cuando cree que no es libre. Una mente "aprisionada" no es libre porque está poseída, o refrenada, por sí misma. Está, por lo tanto, limitada, y la voluntad no es libre de afirmarse a sí misma. Ser uno es ser de una misma mente o voluntad. Cuando la Voluntad de la Filiación y la del Padre son una, la perfecta armonía entre ellas es el Cielo.

5. Nada puede prevalecer contra un Hijo de Dios que encomienda su espíritu en las Manos de su Padre. Al hacer esto, la mente despierta de su sueño y recuerda a su Creador. Toda sensación de separación desaparece. El Hijo de Dios es parte de la Santísima Trinidad, pero la Trinidad en sí es una sola entidad. No hay confusión entre Sus Niveles porque éstos son de una sola Mente y de una sola Voluntad. Este propósito único crea perfecta integración y establece la paz de Dios. Pero esta visión sólo la pueden percibir los verdaderamente inocentes, quienes al ser puros de corazón, defienden la verdadera percepción en vez de defenderse de ella. Puesto que entienden la lección de la Expiación no tienen el deseo de atacar, y, por lo tanto, pueden ver correctamente. Esto es lo que la Biblia quiere decir con: "Cuando Él aparezca (o sea percibido) seremos como Él, pues lo veremos tal como Él es".

6. La manera de corregir las distorsiones es dejando de tener fe en ellas y depositándola únicamente en lo que es verdad. No puedes hacer que lo que no es verdad lo sea. Si estás dispuesto a aceptar aquello que es verdad en todo lo que percibes, dejas que sea verdad para ti. La verdad supera todo error, y aquellos que viven inmersos en el error y en la vacuidad jamás pueden encontrar consuelo duradero. Cuando percibes correctamente cancelas tus percepciones falsas y las de los demás simultáneamente. Puesto que los ves tal como son, les ofreces tu aceptación de su verdad para que ellos puedan aceptarla en Sí mismos. Ésta es la curación que el milagro produce.