Es posible vivir felizmente en el aquí y el ahora. Muchas condiciones de la felicidad están disponibles. No tenemos necesidad de correr hacia el futuro para obtener más cosas, simplemente hay que ser consciente de ello.
Respirar y caminar con consciencia genera la energía de mindfulness. Esta energía hace que nuestra mente regrese a nuestro cuerpo a fin de habitar de veras el instante presente y así poder estar en contacto con las maravillas de la vida que hay en nuestro interior y que también nos rodean. Si podemos reconocer estas maravillas, la felicidad nos inundará de inmediato. Plenamente disponibles para el momento presente, descubrimos que ya contamos con suficientes condiciones para ser felices; más que suficientes, en realidad. No tenemos que buscar nada más en el futuro o en otro lugar. Es lo que llamamos permanecer o habitar felizmente en el presente.
Buda enseñó que todos nosotros podemos vivir felizmente aquí y ahora. Cuando en el instante presente nos inunda la felicidad, podemos detenernos; no debemos correr en pos de otros objetos de deseo. Por otro las cuando la mente no está calma, no podemos estar realmente felices. Nuestra felicidad o falta de ella depende en gran medida del estado de nuestra mente, y no de nada externo. Es nuestra propia actitud, la forma en la que observamos las cosas, nuestro modo de plantearnos la vida, lo que determina si somos felices o no. Dejar de perseguir el señuelo de objetivos externos es el rumbo más sabio, si no lo hacemos corremos detrás de uno u otro objetivo y cuando lo alcanzamos nos damos cuenta que todavía no somos felices.
Podemos tener proyectos a futuro, pero es importante comprometernos a vivir con atención plena a fin de disfrutar el hecho de ser felices ahora y no desperdiciar las preciosas oportunidades que la vida nos ofrece de amar y cuidar a nuestros seres queridos y cercanos.
Si malgastamos nuestro tiempo pensando en nuestros futuros éxitos, desperdiciaremos completamente la vida, porque la vida solo puede encontrarse en el instante presente.